Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
Recientemente, estaba leyendo un pasaje del Evangelio de Marcos en el que Jesús escuchó a los apóstoles discutiendo sobre quién de ellos era el más grande. Jesús les dijo: “Si alguien desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos”.
Jesús nos recuerda, que entonces y hoy, nuestra vida no se trata solo de nuestros propios deseos. Darse a uno mismo al servicio de los demás es el mejor regalo que tenemos para ofrecer. Esto es central para el mensaje del Evangelio. Significa poner las necesidades de otra persona por delante de las nuestras. Significa sacrificar nuestros propios deseos y comodidades por el bien de otros. Es posible que esto nos obligue a abandonar nuestras zonas de confort para atender las necesidades de alguien al margen.
Servir de esta manera no siempre es fácil. Pero esto es lo que Cristo llamó a sus apóstoles a hacer. Y es lo que nos llama a hacer hoy, particularmente a la luz de algunos de los desafíos más recientes que enfrentamos con la pandemia de coronavirus y nuestro fracaso para abordar con eficacia el pecado persistente del racismo.
¿Qué significa ser un “servidor de todos” en este momento? Puede significar hacer mandados para un feligrés o un miembro de la familia de edad avanzada para disminuir el riesgo de que se enfermen. Significa aceptar la molestia y la incomodidad de usar una máscara en público, no necesariamente para protegernos del virus, sino para hacer un pequeño sacrificio que ayude a garantizar la seguridad de los más vulnerables. Significa orar por el fin del racismo y llamar la atención a los comentarios raciales o las injusticias cuando los vean.
El 15 de Agosto, celebramos la solemnidad de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, cuando fue llevada en cuerpo y alma al cielo después de que terminó su vida terrenal. María es un excelente ejemplo de lo que significa ser un servidor de Dios. Deseo que todos sigamos su ejemplo, colocando la voluntad de Dios y las necesidades legítimas de los demás por encima de las nuestras, para que podamos llegar a ser lo que Cristo nos pide que seamos: “un servidor de todos”.
Actualización de la bancarrota deorganizacional
Como saben, la Diócesis de St. Cloud se declaró en bancarrota en Junio. Esto implica un acuerdo estipulado dentro de un maro de tiempo para resolver todos los reclamos de abuso del clero, contra la diócesis y las parroquias del área. Está incluido un plan consensuado de reorganización que proporciona un fideicomiso de $ 22.5 millones para compensar a los sobrevivientes. Como señalé en mi columna el mes pasado, los fondos provienen de acuerdos de cobertura de seguros y beneficios, contribuciones en efectivo y propiedades de la diócesis, así como las contribuciones de parroquias.
Más recientemente, el tribunal estableció una fecha límite, Octubre 21 del 2020 para que los sobrevivientes de abuso sexual del clero presenten sus reclamos en los casos que procedan. Escucharán más sobre esto en sus parroquias en las próximas semanas y meses. Continuaré manteniéndolos informados a usted y a nuestras parroquias sobre el proceso a medida que avanzamos.
Sinceramente suyo en Cristo,
+ Obispo Donald J. Kettler