5 consejos para no caer en el pecado

Por Bill Dodds | OSV News

Nadie puede acusar a Satanás de ser cobarde. Incluso fue tras Jesús. Sí, ese ángel caído es realmente osado.

La historia de Mateo 4:1-11 es conocida. Jesús es llevado por el Espíritu al desierto, donde pasa cuarenta días y cuarenta noches haciendo ayuno. Cuando el demonio llega, lo primero que le ofrece al Hijo de Dios es pan. Mejor dicho, le indica que, como hijo de Dios, puede convertir las piedras en pan.

Cuarenta días y cuarenta noches sin comer. Pan recién horneado. ¿Acaso no puedes olerlo? No hace falta mantequilla ni mermelada. (O hummus, para seguir con el tema del Medio Oriente.) La mayoría de nosotros hubiésemos sucumbido a la tentación en ese momento. Lo habríamos disfrutado con gusto, tal vez justificándonos primero. (Dios me dio este poder, y espera que lo use. Para que en todo Dios sea…) Pero seguro que no tardaríamos mucho en caer.

Ni siquiera serían necesarios los escenarios 2 y 3: salta del Templo y los ángeles te protegerán. Y, ¡mira la vista desde esta montaña! Todo será tuyo si firmas aquí.

Seguramente, la mayoría de nosotros nunca querría saltar desde lugares altos ni gobernar el mundo. (¡Imaginen el papeleo y todas las reuniones! Si el papeleo es el purgatorio, las reuniones pueden ser puras… bueno, ya me entienden). La mayoría de nosotros, en ese momento, hubiéramos estado felices de aceptar incluso un trozo de pan.

Jesús rechazó cada una de las tentaciones, respondió con una cita de las Escrituras y luego le dijo al demonio que se fuera.

“Entonces el demonio lo dejó, y unos ángeles se acercaron para servirlo”. (Mt 4:11).

Una foto combinada muestra imágenes de la hermana polaca Santa Faustina Kowalska, San Juan Bosco y niños, y una foto de San Padre Pío. (Foto OSV News/Nancy Wiechec, Paul Haring y Fundación San Pío)

No es necesario aclarar que Satanás no discrimina a la hora de poner a prueba. No importa si se trata de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad, de ti o de mí.

Y es muy perseverante. Podría parecer que no acepta un “no” como respuesta hasta que finalmente cedemos y decimos “no” a Dios (es decir, caemos en el pecado). Pero es posible decirle “no” a Satanás y aprender a hacerlo mejor cada vez.

Las vidas de los santos están llenas de ejemplos de virtudes heroicas (fe, esperanza y amor). Pero no nacieron con ellas ni les fueron dadas de forma automática, sin importar cómo llegaron a Cristo.

Por eso, lo que nos enseñan sobre el pecado y Satanás es un consejo que puede ser de gran ayuda.

1. Satanás no es inofensivo

En su primera epístola (o en una que se le atribuye), San Pedro advierte: “Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes”.
(1 Pe 5,8-9).

Tu adversario te acecha como un león rugiente. ¡Está buscándote para devorarte!
¿La solución? Resistir permaneciendo firmes en la fe.

Tú sabes lo que es correcto. Resiste.

El Padre Pío, San Pío de Pietrelcina (1887-1968), lo explicó de la siguiente manera.

“El demonio es como un perro rabioso atado a una cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará. Recuerda que el diablo solo puede entrar en el alma por una puerta: la voluntad”.

2. Tu voluntad, tu elección

Entonces, ¿cuál es la mejor manera de evitar acercarse a ese perro rabioso? Alinear tu voluntad con la voluntad de Dios. Suena familiar, ¿no es así?

“Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo” (Mt 6,9-10).

Si hacen lo que Jesús les pide, comprobarán lo que quería decir San Francisco de Sales (1567-1622) cuando escribió: “Que el enemigo se enfurezca tras la puerta; que llame, golpee, grite, aúlle; que haga lo que quiera. Sabemos con certeza que no puede entrar en nuestra alma, excepto por la puerta de nuestro consentimiento”.

Como dijo Nancy Reagan en su famosa campaña contra las drogas: “Simplemente di ‘no'”. ¡No, no, no! Luego, pregúntale a Dios qué quiere que hagas y di “sí.”

¡Sí, sí, sí!

Dios siempre quiere lo mejor para ti. Es lo que te hará feliz, aquí y en la eternidad.

3. Dios es misericordioso

En su “Diario”, Santa Faustina Kowalska (1905-1938) escribió que Jesús le dijo: “Que el pecador no tenga miedo de acercarse a Mí” (n. 50).

Pero a veces lo tenemos. Nos reprochamos, y al igual que San Pablo murmuramos: “Y ni siquiera entiendo lo que hago, porque no hago lo que quiero sino lo que aborrezco” (Rom 7,15).

Todos hemos estado en esa situación. “¿Por qué sigo haciendo esto? Sé que está mal. ¿Por qué no hago esto otro? Sé que es lo correcto, y realmente quiero hacerlo”.

La respuesta es muy simple: el pecado. Seguimos pecando incluso cuando queremos crecer en virtud. Aquí en la tierra, nunca superamos completamente este reto.

Santa Faustina nos recuerda una verdad reconfortante: “Aunque el pecado es un abismo de maldad e ingratitud, el precio pagado por nosotros jamás podrá ser igualado. Por lo tanto, haz que cada alma confié en la Pasión del Señor y que ponga su esperanza en su misericordia. Dios no le negará su misericordia a nadie”. (n. 72).

4. Menos miedo y más amor

A medida que crecemos en la fe y en la gracia, nuestro deseo de pecar disminuye, porque comenzamos a amar más a Dios. Como decía San Alfonso de Ligorio (1696-1787): “Quien no llega a amar a Dios, difícilmente podrá perseverar en Su gracias, pues es muy difícil renunciar al pecado solo por miedo al castigo”.

5. Alégrate

San Juan Bosco (1815-1888) ofrece una sugerencia alentadora: “Diviértete todo lo que quieras… siempre y cuando no peques”.

Esto se complementa perfectamente con una frase atribuida a Santa Teresa de Ávila (1515-1582): “De devociones absurdas y santos amargados, líbranos, Señor”.

¿Cuál es la conclusión?

Sí, Satanás conoce tus debilidades. Así que ten cuidado. Pero nunca lo olvides: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo siempre te cuidan. Así que ¡alégrate!

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Author: OSV News

OSV News is a national and international wire service reporting on Catholic issues and issues that affect Catholics.

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