A 30 años de los Acuerdos de Paz, salvadoreña agradece ya no correr por su vida

Por Rhina Guidos | Catholic News Service

San Salvador, EL SALVADOR (CNS) — El 15 de enero, Feliz María Guardado caminó cerca del borde de una cornisa — cerca de su casa en Los Calles, El Salvador — desde donde señaló un camino de tierra donde la gente del pueblo asegura haber visto a su hermano siendo arrastrado a su muerte por soldados en 1982.

Ese mismo año — a dos años desde que había comenzado oficialmente la guerra civil en El Salvador — su anciano padre cayó y murió cuando la familia huía de soldados, buscando un lugar para esconderse en las montañas cercanas. El patriarca perdió el equilibrio y su esposa lo vio caer de una montaña.

“Sufrimos un gran tormento”, expresó Guardado, quien ahora tiene 70 años, a Catholic News Service el 15 de enero. “Si no nos escapábamos, nos habrían matado a todos”.

Al día siguiente, Guardado celebró el 30 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz. Los acuerdos, firmados el 16 de enero de 1992, pusieron fin a 12 años de guerra civil, que dejó decenas de miles de civiles muertos, incluyendo al mártir del país, San Óscar Romero, y a cuatro católicos salvadoreños que serán beatificados el 22 de enero.

Guardado dijo que, alentada por su obispo local a dar gracias por las cosas grandes y pequeñas de no vivir en una guerra, quería celebrar el no tener que correr más para salvar su vida.

“Es una gran alegría”, manifestó a CNS. “Alegría inmensa. No más guerra. No queremos guerra”.

Feliz María Guardado de Los Calles, El Salvador, señala el lugar donde soldados arrastraron a su hermano a su muerte en 1982. Ella dijo que el 16 de enero de 2022 celebraría el aniversario de los Acuerdos de Paz de 1992, que terminaron con la guerra civil de 12 años de El Salvador. (CNS photo/Rhina Guidos)

“Queremos paz en todo El Salvador”, dijo Guardado, agregando que en Los Calles “rezamos, rezo, al Santísimo Sacramento todos los días para que nos traiga paz, aunque probablemente nunca la veré, pero esa es nuestra fe”.

Mientras aquellas personas que vivieron el conflicto conmemoraron el día, el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, y el gobernante partido Nuevas Ideas en el Congreso — que él fundó — dijeron que no celebrarían dicho acontecimiento.

“Lejos de representar un beneficio para el pueblo salvadoreño, (los Acuerdos de Paz) constituyeron el inicio de una era de corrupción”, indicó la mayoría de la asamblea general salvadoreña en un decreto, agregando que en su lugar celebrarían “un día por las víctimas del conflicto”.

Aunque la paz parece ser esquiva para El Salvador, que ha sufrido una violencia de pandillas desenfrenada después de la guerra, los acuerdos pusieron fin al tipo de violencia generada en las décadas de 1970 y 1980 basada en diferencias políticas. En ese entonces, el conflicto entre rebeldes de izquierda y un gobierno de derecha produjo escuadrones de la muerte y ejércitos guerrilleros, cuyos encuentros aterrorizaban a civiles como Guardado.

Si cualquiera de los grupos sospechaba la participación de un civil en el bando opuesto, la muerte era inminente.

Los acuerdos, además de obligar a los grupos armados a deponer las armas, también cambiaron el papel de las fuerzas armadas, que habían participado en atrocidades ordenadas por quienes estaban en el poder, reinventando un nuevo rol para ellos como una institución para proteger a la población — no dañarla. Los acuerdos también establecieron una oficina nacional para manejar las violaciones de derechos humanos e instituyeron un sistema multipartidista, abriendo el camino a una democracia para El Salvador.

Hoy, algunos países, incluyendo Estados Unidos, piensan que todo eso está en peligro.

Pareciendo alinearse con China, que tiene en su mira a América Central, el presidente salvadoreño parece estar alejándose de las relaciones amistosas con Estados Unidos, incluso cuando más de 2 millones de salvadoreños viven en dicho país y más están tratando de ingresar cada día.

Parte del rencor proviene de que Estados Unidos criticó a los funcionarios del gobierno de Bukele por corrupción y revocó sus visas a esa nación.

Bukele, a su vez, acusó al gobierno de Estados Unidos de pagar a sus opositores para alimentar la oposición en su contra, incluidas las miles de personas que asistieron a una marcha para celebrar los Acuerdos de Paz en San Salvador el 16 de enero.

Antes de la marcha, las autoridades salvadoreñas estaban revisando autobuses y estableciendo puestos de control para disuadir a quienes se dirigían a San Salvador para el evento.

Durante su homilía del 16 de enero en la Iglesia de San Francisco en San Salvador, el cardenal Gregorio Rosa Chávez, quien participó en los acuerdos como miembro de la Iglesia Católica, dijo que había recibido mensajes de personas a las que se les impedía asistir.

“(Las autoridades) les estaban preguntando: ‘¿Adónde van y qué van a hacer?’ Qué triste, ¿no? Tenemos derecho a reunirnos pacíficamente . . . Es imposible ver esto como algo normal”, señaló. “Tenemos derecho a expresar nuestra opinión. Somos ciudadanos libres, y todo lo que queremos es un país donde la gente (pueda decir) que está feliz de vivir aquí, donde sea un hogar para todos, donde todos podamos vivir como hermanos y hermanas y no como enemigos”.

El Evangelio dominical, que describe una fiesta en Caná, donde Jesús convierte el agua en vino para los invitados de una boda, es una “hermosa coincidencia”, dijo el cardenal, ya que los católicos en El Salvador se encuentran en un estado de ánimo festivo debido a las próximas cuatro beatificaciones el 22 de enero, así como el aniversario de los acuerdos.

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Author: Catholic News Service

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