Arzobispo emérito de San Salvador enterrado cerca de San Romero

Por Rhina Guidos |Catholic News Service

WASHINGTON (CNS) — El arzobispo jubilado de San Salvador Fernando Sáenz Lacalle fue sepultado el 2 de mayo en la cripta de la Catedral Metropolitana de San Salvador, El Salvador, cuya construcción supervisó y se convirtió en una de sus principales obras.

El arzobispo Sáenz, originario de España, falleció el 28 de abril en El Salvador a los 89 años por complicaciones relacionadas con la enfermedad de Alzheimer.

“Una etapa muy poco conocida es que cuando Oscar Romero era sacerdote, el padre Óscar Romero, y también era sacerdote Sáenz Lacalle, se conocieron y se hicieron amigos”, dijo el cardenal Gregorio Rosa Chávez, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de San Salvador, en un video para la televisión católica arquidiocesana el 29 de abril, recordando la vida del arzobispo Sáenz.

Se convirtió en alguien a quien San Romero acudió en busca de consejo y con quien consultó cuando estaba discerniendo si aceptar el cargo de arzobispo de San Salvador en 1977, dijo el cardenal Rosa Chávez, y agregó que su nombre aparece en varias ocasiones en el diario del santo salvadoreño.

Miembros de la Arquidiócesis de San Salvador, El Salvador, se preparan para el velorio del Arzobispo Fernando Sáenz Lacalle en la Catedral de San Salvador el 29 de abril de 2022. El prelado español estuvo a cargo de la arquidiócesis de 1995 a 2008 y murió el 28 de abril por complicaciones de enfermedad de Alzhéimer. (Foto CNS/Cortesía del padre Edwin Henríquez)

En El Salvador, “se entregó al trabajo pastoral a tiempo completo”, dijo el presente Arzobispo de San Salvador José Luis Escobar Alas en una homilía del 2 de mayo durante la misa funeral del prelado en la Catedral de San Salvador.

También se destacó por ser un hombre de gran devoción mariana, dijo el cardenal Rosa Chávez, y quien hizo saber que la Virgen María “guiaba sus pasos como sacerdote y obispo” incluso en los momentos difíciles, que fueron muchos durante su mandato como arzobispo de 1995 a 2008.

Fue criticado por grupos de derechos humanos y otros por oponerse a la reapertura de una investigación sobre los asesinatos de seis sacerdotes, miembros de la Compañía de Jesús, su ama de llaves y su hija, en 1989 y defendió fuertemente a un expresidente salvadoreño a quien muchos han acusado de autorizar los asesinatos. También apoyó las solicitudes de indulto para dos soldados condenados por matar y violar a tres monjas estadounidenses y una laica en 1980.

“Mostremos misericordia y piedad. Ellos (los soldados condenados) han mostrado arrepentimiento, y esa es la conducta correcta”, dijo arzobispo Sáenz, quien fue capellán de las fuerzas armadas en El Salvador, en el año 2000.

Aunque dijo que lo decía en al espíritu de perdón por las leyes de amnistía que llevaron al fin de la guerra civil de 12 años en el país, pero muchos argumentaron que el perdón no se puede lograr sin justicia.

También fue criticado por la decisión de orientar la formación en el seminario principal del país hacia la prelatura de la Santa Cruz y Opus Dei de la que era miembro. Luego de ser nombrado Arzobispo de San Salvador por el entonces Papa Juan Pablo II en 1995, dijo que “la homilía es un comentario sobre el evangelio… y no una denuncia política”, y agregó que “un obispo no habla de política”. , habla de religión. No pienso hablar de política”.

Algunos se preguntaron si se refería a Romero o a su antecesor, el arzobispo Arturo Rivera y Damas, quien siguió el legado del santo salvadoreño al usar su homilía para defender a los pobres y vulnerables. Sin embargo, el obispo Sáenz apoyó la causa de la santidad de Romero y fue una de las últimas personas en verlo con vida horas antes de su martirio el 24 de marzo de 1980, dijo el cardenal Rosa Chávez.

Al obispo Sáenz se le dio crédito por sus esfuerzos pidiendo solidaridad para damnificados de dos grandes terremotos en El Salvador en 2001. Muchos salvadoreños hicieron fila en la catedral de San Salvador para despedirse antes de que su cuerpo fuese enterrado en la cripta de la catedral, donde están enterrados algunos de los otros obispos de la arquidiócesis, cerca de los restos mortales de San Romero.

“Las cosas que quedaron como legado material…la construcción de la catedral metropolitana y en su tiempo nació Radio Paz y TVCA (las estaciones de radio y televisión arquidiocesanas)”, dijo el cardenal Rosa Chávez, quien lo recordó como “un hombre tranquilo, sereno, amistoso, tímido también”.

El papa Francisco, en una carta del Secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, envió a la arquidiócesis sus condolencias junto con una bendición apostólica en “la esperanza cristiana de nuestro Señor Resucitado”.

El arzobispo Escobar Alas dijo que “movidos por la fe y la esperanza podemos imaginar la alegría Monseñor Fernando Sanz al llegar al cielo” y ser bienvenido por compañeros obispos y amigos, incluido San Romero, dijo.

“Todos ellos le dan la bienvenida, ahora, amadísimos, nos toca a nosotros continuar la misión”, dijo.

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Author: Catholic News Service

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