Carta del obispo electo Neary: Guiados por el corazón de misericordia, voz de esperanza y manos de justiciar

Queridos amigos,

Han pasado tantas cosas en mi vida desde el día en que el nuncio apostólico, el arzobispo Christophe Pierre, me llamó y me dijo que el Santo Padre, el Papa Francisco, me había nombrado nuevo obispo de la diócesis de St. Cloud. Nunca esperé que me llegara esta llamada. Sin embargo, confío en que es el Señor Jesús quien me está llamando.

Llegué por primera vez a St. Cloud el 14 de Diciembre en medio de una tormenta de nieve. ¡Toda la ciudad parecía una postal navideña! Desde el momento en que llegué, el obispo Kettler me tomó bajo su protección y me hizo sentir como en casa. En la mañana de mi conferencia de prensa, tuve una agradable reunión con todos los que trabajan para la diócesis. Me conmovió su entusiasmo, humor y nivel de profesionalismo.

El obispo electo Patrick Neary, C.S.C., centro, acompañado por el obispo Donald Kettler, le da la mano al padre Bill Vos en la oficina de Misiones de St. Cloud el 15 de Diciembre. (Dianne Towalski / The Central Minnesota Catholic)

Luego pude visitar la Oficina de Misiones y me emocionó saber de nuestro compromiso de colaborar con la Iglesia en Kenia y Venezuela, ya que he vivido tanto en América Latina como en Kenia. También me conmovió mi visita al banco de alimentos de los Servicios de Emergencia de Caridades Católicas. Visitar la Escuela Preparatoria de Catedral, unirme a los estudiantes, personal de la escuela para la Oración de la Mañana y disfrutar de unos bollos recién horneados con los administradores, directores y algunos muchachos animados involucrados en el ministerio del campus, fue otro punto culminante de mi visita.

En mi último día en la diócesis, el obispo Kettler y yo visitamos el Monasterio de San Benito y la Abadía de San Juan. ¡Que bendición tener dos comunidades benedictinas! y dos impresionantes instituciones católicas de educación superior en una diócesis. Nunca olvidaré la bendición cantada que rezaron sobre mí y el obispo Kettler las Hermanas benedictinas en su hermosa capilla.

A pesar de los desafíos, hay entrega y entusiasmo en todos los niveles de la Diócesis de St. Cloud. Me regocijo al ver al Espíritu Santo incendiando corazones y almas. Cuando miro hacia el futuro de la diócesis, me vienen a la mente varias esperanzas y sueños. ¡Mi primer deseo es conocer a mi nueva familia! Tengo que aprender dónde están los lugares y confiar en el GPS, para llevarme a todos los lugares. Quiero pasar tiempo conociendo a mis hermanos sacerdotes y a los fieles a quienes sirven en nuestras muchas parroquias. Quiero visitar las comunidades religiosas que sirven aquí. He colaborado estrechamente con diáconos permanentes a lo largo de los años y espero conocerlos a todos en nuestra diócesis. Daré prioridad al reclutamiento de nuevos seminaristas y realmente espero conocer a nuestros seminaristas que se encuentran en diferentes etapas de formación.

Después de la vida parroquial, probablemente una de las misiones más importantes de nuestra diócesis es la de educación. Quiero apoyar a nuestros administradores, maestros y personal que trabajan en nuestras escuelas ‘primarias y escuelas secundarias y preparatorias de cualquier manera que pueda. Una de mis pasiones será apoyar iniciativas, como Young Life Catholic Outreach, que ayudan a conectar a nuestros jóvenes con su fe católica y con la persona de Jesucristo, especialmente a través de la oración y la Eucaristía.

“El Espíritu Santo claramente nos está conduciendo a experimentar un Renacimiento Eucarístico, ya que la Eucaristía es la fuente y cumbre de nuestras vidas como católicos. Hay tantos recursos magníficos a nuestra disposición y ya se están compartiendo de manera creativa con los fieles de la diócesis. Sé que este movimiento producirá muchos frutos en la vida de nuestro pueblo.

En mi parroquia actual, Holy Redeemer en Portland, Oregón, la mitad de mis feligreses son Hispanos y muchos hablan Español. Mi vida cambió para siempre después del semestre que pasė viviendo en la Ciudad de México como seminarista en la universidad, y deseo permanecer cerca de un pueblo cuya fe y devoción, sin mencionar la cultura y las celebraciones, han enriquecido tanto mi vida y mi sacerdocio. ¡Y no le diré que no a aquellas familias que deseen dejar caer alguna comida mexicana casera por la Cancillería de vez en cuando!

Leí el excelente resumen final del proceso del sínodo diocesano que se llevó a cabo aquí y quiero trabajar con los involucrados para decidir qué debe venir a continuación. El Espíritu Santo verdaderamente ha hablado a través de los fieles de esta diócesis que participaron. Ahora podemos actuar sobre lo que se ha compartido con nosotros, especialmente teniendo sesiones de escucha para aquellos que se sienten desatendidos o excluidos por nuestra Iglesia. Todos somos, al final, hijos de Dios, y hermanos y hermanas en el Señor.

El Espíritu Santo claramente nos está conduciendo a experimentar un Renacimiento Eucarístico, ya que la Eucaristía es la fuente y cumbre de nuestras vidas como católicos. Hay tantos recursos magníficos a nuestra disposición y ya se están compartiendo de manera creativa con los fieles de la diócesis. Sé que este movimiento producirá muchos frutos en la vida de nuestro pueblo.

También quiero seguir comprometido con el proceso de recuperación de la crisis de abuso sexual. Como dije en mi conferencia de prensa, deseo hacer eco de las palabras del obispo Kettler, quien escribió: “Sigo comprometido a ayudar en la curación de todos aquellos que han sido heridos, y espero que este sea otro paso en esa dirección. También estoy agradecido con los fieles de nuestra diócesis por sus constantes oraciones y apoyo”.

Lo que más me guiará como el décimo obispo de St. Cloud será simplemente el lema profético de la diócesis: Corazón de Misericordia. Voz de Esperanza. Manos de Justicia. ¡Que Dios me conceda la gracia de abrazarlo y serle fiel!

Suyo en Cristo,
+ Obispo electo Patrick M. Neary, C.S.C.

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Author: Bishop Patrick Neary, C.S.C.

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