Defender la vida y promover la dignidad de la persona humana son enseñanzas centrales de nuestra fe católica. Si bien octubre se observa oficialmente como el Mes de Respeto a la Vida en la Iglesia de los Estados Unidos, nuestra responsabilidad de construir una cultura de la vida se extiende a todo el año. Este mes de enero ofrece algunas oportunidades especiales para ser un testigo pro vida:
Gente de todo el país se reunirá el 18 de enero en Washington, DC, para la Marcha por la Vida anual. El tema de este año es “Único desde el primer día: Pro-vida es pro-ciencia”. Fue elegido porque los avances médicos y científicos continúan reafirmando lo que muchos de nosotros ya sabemos: la vida comienza en la concepción y el niño en el útero es un ser humano genéticamente distinto y vulnerable que necesita cuidado y protección. Los pro-vida de Minnesota se reunirán de manera similar, para una vigilia de oración y una marcha en St. Paul, el 22 de enero, fecha que marca el 46 aniversario de la decisión de Roe v. Wade la cual legalizó el aborto.
La sesión legislativa de Minnesota de 2019 comienza el 8 de enero y la Conferencia Católica de Minnesota (MCC, por las siglas en inglés) ha identificado varias temas relacionados al inicio el final de la vida que debemos monitorear y oponernos, incluidos los posibles esfuerzos para legalizar el suicidio asistido por un médico y legitimar los acuerdos de subrogación comercial, que mercantilizan a los niños y se aprovechan de las mujeres vulnerables. En el lado proactivo, la MCC abogará por las iniciativas “prenatal to 3” que inviertan en madres e hijos durante las etapas más tempranas y más formativas de la vida.
Entre las poblaciones más vulnerables del estado se encuentran los inmigrantes y los refugiados. El domingo de inmigración, el 6 de enero, la fiesta de la Epifanía, es una celebración anual que busca educar a otros sobre los desafíos y peligros que enfrentan los migrantes en sus países de origen, las razones por las que se van y el llamado de nuestra Iglesia a recibirlos mientras trabajan por construir mejores vidas para ellos y contribuir con sus comunidades. Asegurar que se proteja la dignidad de los inmigrantes y refugiados es un componente esencial de una cultura de vida.
El mes pasado celebramos la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, patrona de las Américas y los no nacidos. Como tal, ella sirve como un puente entre las comunidades y como una madre cuyo cuidado y preocupación por los no nacidos, los pobres y los vulnerables son un modelo para proteger la vida humana y promover la dignidad humana dada por Dios a cada persona.
En el espíritu de Nuestra Señora, ¿de qué manera puede ser un testigo pro vida este mes?
- ¿Marchará en Washington o St. Paul?
- ¿Escribirá a un legislador estatal o miembro del Congreso para abogar por leyes y políticas que afirmen la vida?
- ¿Se educará sobre los desafíos que enfrentan los migrantes, los pobres y otros grupos vulnerables y luego buscará oportunidades para ayudarlos en su parroquia o comunidad?
- ¿Orará teniendo en mente la declaración de nuestra misión diocesana, escuchando las formas en que Cristo puede estar llamándole a usted a ser su “corazón de misericordia, voz de esperanza y manos de justicia” para las personas necesitadas?
Espero que disfrute este número inaugural de The Central Minnesota Catholic. Si tiene comentarios o preguntas, comuníquese conmigo en cualquier momento en jtowalski@gw.stcdio.org o 320-258- 7624.
Joe Towalski es el editor y el director de comunicaciones de la Diócesis de St. Cloud.