Cristianos en Belén: Díganle al mundo que estamos alegres

Por Judith Sudilovsky | Catholic News Service

BELÉN, Cisjordania (CNS) — Aunque las multitudes habituales de peregrinos y turistas no pudieron visitar Belén en Navidad debido a las restricciones de viaje de COVID-19 por segundo año consecutivo, los cristianos palestinos locales querían demostrar a todos que el espíritu navideño sigue vivo y presente en la ciudad donde nació Jesús.

“Díganle al mundo que la única palabra para (describir) la Navidad es ‘alegría’, y la tenemos aquí. Díganles que la Navidad se trata de la familia”, expresó Francis Gedeon, de 75 años, después de la misa navideña mientras su familia posaba para fotos en el patio de la Iglesia de Santa Catalina, a la par de la Iglesia de la Natividad.

“Estamos felices de poder celebrar la Navidad a pesar de todo, especialmente en Belén”, coincidió su hijo, Fadi.

“La Navidad es cuando la familia se reúne, eso es lo más importante”, intervino Rawan, la hija de Gedeon. “Ha sido un año difícil debido a COVID, pero todavía tenemos el espíritu navideño y enviamos oraciones a todo el mundo. Me encanta el sentimiento de paz navideño, a pesar de todas las dificultades y restricciones”.

Ella dijo que mientras el mundo continuaba luchando contra la pandemia, se sentía especialmente bendecida por poder celebrar la Navidad en Belén.

Reem, también hija de Gedeon, manifestó que haber celebrado Navidad este año con su familia fue especialmente significativo. El año pasado, ella no pudo asistir a la reunión familiar navideña porque su hija recién nacida, Veronica, y su esposo, Rafat, estaban enfermos de COVID-19.

Palestinos encienden velas antes de misa de Navidad en la iglesia de Santa Catalina, a la par de la iglesia de la Natividad, en Belén, Cisjordania, el 25 de diciembre de 2021. (Foto CNS/Debbie Hill)

“Esta Navidad es tan especial y diferente a las demás; el año pasado no pudimos reunirnos y esta también es mi primera Navidad con mi hija en la iglesia”, señaló.

Varias de las otras parejas jóvenes de la parroquia también dijeron que esta Navidad fue especial debido a la incorporación de un nuevo miembro a su familia.

Llevar a su primera hija a la misa le dio un significado completamente nuevo a la Navidad, dijeron Haytham Dieck, de 32 años, y su esposa, Raghda, de 28. El año pasado no asistieron a misa y, debido a restricciones relacionadas con la pandemia, tampoco celebraron la festividad, dijo Raghda.

Haytham Dieck, coordinador del Programa de Guías Turísticos en Bethlehem Bible College, indicó que celebrar la misa de Navidad con su hija de 18 meses, Reina, le dio una comprensión completamente nueva sobre el nacimiento de Jesús y el cuidado que María mostró por su hijo.

“Reina ha cambiado todo para nosotros”, acotó. Aun siendo muy pequeña, la llevan a la Iglesia de la Natividad y le muestran el pesebre donde nació Jesús. “Le decimos: ‘Mira, aquí está tu amigo, Jesús'”.

La industria del turismo es fundamental para la economía de Belén, y la ciudad se ha visto muy afectada por las restricciones de viaje de COVID-19. Se había anticipado que se permitiría la entrada de peregrinos en Navidad, pero el brote de la variante omicron puso fin a eso.

Irene Botto, de 32 años, que tiene una casa de huéspedes en Belén y realiza recorridos de experiencias culinarias, dijo que la celebración navideña trae esperanza. Ella asistió a misa con su esposo, Charbel, de 32 años, y tres hijas pequeñas.

“Ha sido muy deprimente, pero … todavía estamos llenos de esperanza. La familia es Navidad, y cuando nos reunimos con nuestra familia, esa es la festividad”, señaló.

La plaza del Pesebre estaba llena de cuidadores filipinos, trabajadores migrantes, solicitantes de asilo, diplomáticos, estudiantes extranjeros que viven en Israel, e israelíes cristianos que pudieron venir a Belén en Navidad. Durante unas horas, las tiendas y las calles cercanas se llenaron de gente comprando recuerdos, guías turísticos locales con grupos, y vendedores ambulantes que ofrecían baratijas a precios de ganga.

Dentro de la Iglesia de la Natividad, la fila de espera para descender a la cuna era larga, y abajo un fraile franciscano apresuraba a los fieles mientras se inclinaban rápidamente para tocar u orar en la estrella de plata que marcaba el lugar tradicional del nacimiento de Jesús.

Semere Barigabari, un solicitante de asilo de Eritrea de 39 años, se arrodilló y apoyó la cabeza en el mármol, permaneciendo allí en oración durante varios segundos. Barigabari, quien ha estado en Israel durante 10 años, dijo que esta era la primera vez que venía a Belén. Su oración, dijo, era privada entre él y Dios, pero en general oró por la paz y agradeció a Dios por permitirle llegar a Israel.

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Author: Catholic News Service

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