Deja que la luz de Cristo brille en el mundo

Como padre de cuatro niños pequeños, me someten habitualmente a la leve tortura de los viajes en au­tomóvil llenos de los dulces tonos de las canciones infantiles. Claro, “Silly Songs with Larry” y el himno ocasional de Disney hacen que mi voz se una a la cacofonía que em­ana de los asientos traseros, pero sobre todo me recuerdo a mí mis­mo que todos tenemos cruces que llevar y Dios puede sacar el bien de cualquier situación.

por Pete Burak

Sin embargo, el otro día, el Espíritu Santo me tocó el corazón cuando el conocido y sorprendentemente profundo “Esta pequeña luz” llegó a todo volumen a través de los altavoces. Tómate un momento y cántalo en tu cabeza, asegurándote de que se quede ahí hasta que Jesús regrese. “Esta pequeña luz, la dejaré brillar … No la esconderé jamás, la dejaré brillar … Brillará, brillará, brillará”.

A medida que nos acercamos al tiempo navideño, no hay mejor canción para cantar, ya que nos recuerda sucintamente lo que real­mente estamos celebrando.

El Evangelio de Juan no con­tiene una narración navideña. Juan empiece con 18 versículos seguidos diseñados para inspirar

y recordar al lector de qué trata el resto del libro. “En el principio ya existía el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios … En Él estaba la vida, y la vida era la Luz de los hombres. La Luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la comprendieron” (Juan 1, 1:4-5). La entrada de Jesús en la experiencia humana como Verbo hecho carne, que culmina con su muerte y resur­rección, comienza en el vientre de María. No teníamos esperanza de vida, pero la Encarnación lo cambia todo. Jesús es la Luz del Mundo porque nosotros, que una vez estu­vimos atrapados en la oscuridad del pecado, ahora vemos el camino ha­cia la vida. Como discípulos suyos, compartimos su responsabilidad de difundir esa luz al mundo.

Juan el Bautista ofrece un ejemplo radical, pero conmovedor, de cómo estamos llamados a ser la luz. Juan “vino como testigo para testificar de la Luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. No era él la Luz, sino que vino para dar testimonio de la Luz”(Juan 1:7-8). La purificación de Juan el Bautista a través de su encuentro con Jesús en el vientre y el tiempo en el desierto permitió que la luz de Cristo se manifestara intensamente a través de él.

/////////////////

CRECER

Como discípulo de Jesús

A medida que avanzamos hacia la Navidad, aquí hay dos consejos para manifestar la luz de Jesús en el mundo:

  1. Ir a la reconciliación para ser perdonados, romper las cadenas del pecado y sanar las heridas que im­piden nuestra cooperación con la gracia de Dios.
  2. No intentes crear la luz. La luz viene de Jesús; lo genera él y es un rega­lo gratuito para los que creen. Como la luna, no creamos luz, simplemente reflejamos la luz del sol.

La luz de Cristo es nuestra posesión más preciada, así que no dejes que Satanás la apague… ¡Que brille!

PETE BURAK es el director de i.d.9:16. Tiene una maestría en teología y es un orador frecuente en eventos para jóvenes y adultos jóvenes.

  Share:

Author: The Central Minnesota Catholic

The Central Minnesota Catholic is the magazine for the Diocese of St. Cloud.

Leave a Reply

*