‘El futuro está en sus manos’, dice el papa a jóvenes congoleños

Por Cindy Wooden | Catholic News Service

KINSHASA, Congo (CNS) — Las manos que salvarán el Congo y construirán un futuro digno de su pueblo pertenecen al pueblo congoleño, a cada uno de ellos, pero especialmente a los jóvenes, dijo el Papa Francisco.

El Santo Padre se reunió el 2 de febrero con 65,000 jóvenes que gritaban, cantaban y se balanceaban en el Estadio de los Mártires de Kinshasa, un estadio de fútbol llamado así en honor a cuatro políticos ahorcados allí en 1966 por el dictador Mobutu Sese Seko.

El país aún lucha por encontrar la estabilidad, la paz y el modo de garantizar que su vasta reserva de recursos naturales beneficie al pueblo congoleño y no principalmente a los gobiernos extranjeros o las corporaciones multinacionales que extraen minerales y gemas, dejando poco más que una tierra llena de cicatrices.

El Papa Francisco pidió a la gente de la multitud que abriera las manos y mirara sus palmas.

“Dios ha puesto en sus manos el don de la vida, el futuro de la sociedad y de este gran país”, dijo. “Nadie tiene unas manos iguales a las tuyas, por eso eres un tesoro único, irrepetible e incomparable. Nadie en la historia puede sustituirte”.

La gente celebra antes de la llegada del Papa Francisco para una reunión con jóvenes y catequistas en el Estadio de los Mártires en Kinshasa, Congo, el 2 de febrero de 2023. (Foto CNS/Paul Haring)

Incluso en una situación política y social muy complicada, donde la pobreza y la violencia literalmente cobran vidas todos los días, el Papa Francisco les dijo a los jóvenes: “Pregúntate entonces, ¿para qué sirven mis manos?, ¿para construir o para destruir, para dar o para acaparar, para amar o para odiar? Ves, puedes apretar la mano y cerrarla, y se vuelve un puño; o puedes abrirla y ponerla a disposición de Dios y de los demás”.

“Joven, que sueñas con un futuro distinto, de tus manos nace el mañana”, dijo; “de tus manos, la paz que tanto falta en este mundo puede finalmente surgir”.

UNICEF ha estimado que el 67% de la población del Congo tiene menos de 25 años.

David Bode Nguamba, elegido para hablar con el papa en nombre de los jóvenes, le dijo que sus vidas se ven desafiadas por la guerra y la violencia, que interrumpe la educación y, a veces, incluye el reclutamiento forzoso de milicias armadas, el desempleo y tensiones, incluso el odio, entre grupos étnicos.

“El sistema de la dote a veces corre el riesgo de convertirse en la compraventa de mujeres para el beneficio económico de su familia”, dijo. “Las mujeres jóvenes son discriminadas culturalmente, aunque muchas veces son ellas las que llevan el peso de sus familias”.

El Papa Francisco salpicó su discurso con consejos improvisados: “Cuando estés desanimado, toma la Biblia y mira a Jesús, él te dará fuerzas”, y empujones destinados a alentar a una multitud que ya estaba emocionada. Un verdadero rugido siguió a su pedido de “repitan conmigo: ¡Detengan la propagación de la corrupción!”

Las manos también deben usarse para la oración y la curación, dijo.

“Queridos amigos, para crear un futuro nuevo necesitamos dar y recibir perdón”, les dijo el Papa. “Esto es lo que hace el cristiano: no ama sólo a aquellos que lo aman, sino que sabe detener con el perdón la espiral de las venganzas personales y tribales”.

El Papa Francisco les dijo a los catequistas que ellos también tienen un papel importante en la construcción de la comunidad católica congoleña y de toda la sociedad.

Según las estadísticas del Vaticano, cerca de 77,000 catequistas sirven a la Iglesia en el Congo. El Obispo Timothée Bodika Mansiyai de Kikwit, presidente de la comisión episcopal para laicos, le dijo al Papa Francisco que en las ciudades los catequistas instruyen a los jóvenes y los preparan para los sacramentos, pero en las aldeas sin sacerdotes, dirigen comunidades católicas.

Olivier Buluza Onkon, hablando en nombre de los catequistas, dijo que en el Congo — y en toda África — que la vida de fe se transmita o se estanque depende, “en gran parte, del testimonio, celo y preparación de los catequistas”.

“Es hermoso servir a los demás, hacerse cargo, hacer algo gratuitamente, como lo hace Dios con nosotros”, expresó el Papa. “Yo quisiera agradecerles, queridos catequistas, porque para muchas comunidades ustedes son vitales como el agua; háganlas crecer siempre con la limpidez de su oración y de su servicio. Servir no es permanecer con los brazos cruzados; es ponerse en movimiento”.

La decisión de abrir las manos al servicio de Dios y del prójimo es tan antigua como la humanidad, dijo el papa a la multitud.

“Salgan juntos del pesimismo que paraliza”, suplicó. “La República Democrática del Congo espera de sus manos un futuro distinto, porque el futuro está en sus manos”.

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Author: Catholic News Service

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