La voluntad de la maestra de Luxemburgo de volverse ‘infantil’ abrió su corazón a la Eucaristía

Todos los días, Kristin Matchinsky tiene la alegría de ver cómo los niños absorben todo lo que les rodea. En su aula de estilo Montessori sin escritorios y con mucho espacio para moverse, la maestra de jardín de niños y primer grado de la escuela católica St. Wendelin en Luxemburgo ha aprendido lo que significa en las Escrituras volverse como un niño.

Fotografía por Dianne Towalski/The Central Minnesota Catholiic

“Hay una razón por la que Dios nos llama a ser como niños, porque hay algo en ellos, que los hace mucho más abiertos a recibir que los adultos. Tienen la capacidad de creer y confiar de una manera muy diferente a la de los adultos. Es un regalo que veo todos los días en ellos”.

Kristin tenía una base firme de fe cuando era niña. Fue bautizada y confirmada en la iglesia Luterana y asistía a los servicios con su familia todos los Domingos. Como adulta, ella continuó teniendo una fuerte relación con el Señor.

Antes de venir a St. Wendelin’s, Kristin enseñó en la escuela pública. Hace aproximadamente 11 años, conoció a Sharon Schneider, una compañera maestra, y las dos se hicieron amigas íntimas. Sharon, una católica practicante, tenía una manera tranquila de vivir su fe, y las dos hablaban a menudo de Dios.

Kristin vió una luz en Sharon y admiró a forma en que realmente vivía lo que creía. Antes de conocer a Sharon, Kristin admite que no tenía una impresión muy positiva del catolicismo. Tenía muchas preguntas sobre lo que profesaba la Iglesia Católica y experimentó el dolor de personas que conocía que eran católicas y que no siempre actuaban muy “como Cristo”.

“Empecé a observar más cómo la fe católica de Sharon le brindaba tanta alegría y la acercaba mucho más a Dios”, dijo Kristin. “Tuvimos muchas conversaciones y Dios siguió poniendo personas en mi vida como Sharon, quien me mostró otro lado de la fe católica. Empecé a sentir que tal vez el catolicismo no era del todo malo”.

Hace unos cinco años, Kristin comenzó a cuestionar si la educación pública era donde debía estar.

“Simplemente no me sentía llamada a quedarme trabajando en esa área. Oré al respecto y tomé la decisión de que, si iba a continuar enseñando, quería hacerlo en un entorno cristiano. Y yo quería enseñar en una zona rural. Descubrí que había una vacante en St. Wendelin’s y presenté mi solicitud”.

En ese momento, St. Wendelin’s se estaba moviendo para ofrecer un plan de estudios de estilo Montessori. Este es un estilo de aprendizaje práctico en el que los estudiantes eligen sus propias actividades en un salón de clases preparado y avanzan a su propio ritmo. Kristin, quien está certificada en Montessori, lo tomó como una señal.

“Empecé a pensar: ‘Creo que se supone que debo estar aquí’. Pero cuando me ofrecieron el salario, me tambaleé un poco. Daba miedo reducir tu salario a la mitad. … Pero lo hice, y ha sido la mayor bendición. Esta comunidad me ha abrazado. Inmediatamente me sentí atraída por estas maravillosas personas que son casi todas católicas. Es una comunidad increíble”.

A medida que se sumergió en la comunidad escolar, comenzó a asistir a la Misa semanal con sus alumnos.

“Me encantaba ir a la Misa, pero comencé a sentirme tan triste que no podía recibir la Eucaristía. Me sentía llamada a acercarme a Dios, quería la experiencia de la Eucaristía. Esto se volvió muy importante para mí”.

Sharon recuerda cómo Kristin a menudo le hacía preguntas sobre cosas que estaba viendo y experimentando con sus alumnos.

“Recuerdo claramente estar sentada frente a Kristin en un restaurante y ella compartiendo: ‘Me siento tan vacía cuando no puedo recibir la Comunión’”, dijo Sharon. “Recuerdo haberle dicho: ‘Ese es el Señor revelándose a ti, revelando tu hambre por él en la Eucaristía’”.

Kristin se dio cuenta de que tenía mucho que aprender sobre la fe católica.

Sharon sugirió un par de cosas: primero, que comenzara la serie de podcasts “La Biblia en un año” del padre Michael Schmitz.

“Fue realmente hermoso”, dijo Kristin. “Me acostumbré a levantarme por la mañana, hacer mi café y luego hacer ‘La Biblia en un año’. Habla mucho sobre cómo las cosas en la Biblia se relacionan con la fe católica. Y eso me llevó a formar parte de un grupo de estudio bíblico. Algunos de los participantes son padres de niños a los que estoy enseñando. Ver cómo es ser un católico practicante, la riqueza que trae a sus vidas me ha conmovido”.

En segundo lugar, Sharon la animó a participar en la capacitación para la Catequesis del Buen Pastor, una catequesis al estilo Montessori, que Kristin completó el verano pasado en la Catedral de St. Mary en St. Cloud.

“Originalmente tomé la capacitación para aprender más sobre el catolicismo y para ser una maestra eficaz. Poco sabía en ese momento qué iba a salir de eso y ahora lo sé, A. Quería ser católica, y B. Quería la Eucaristía. Fue entonces cuando realmente comencé a enamorarme de la Eucaristía y conocí a algunas personas geniales”, dijo Kristin.

Una de esas personas fue Joan Spring, asociada pastoral en Christ Church Newman Center en St. Cloud. Las dos comenzaron a compartir historias de fe, y Kristin se enteró de que Joan impartía clases del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos, (RICA), y acompañando a las personas que desean convertirse al catolicismo.

“Recuerdo muy claramente durante nuestro entrenamiento de Catequesis del Buen Pastor el momento en que recibimos una presentación sobre la Presencia Eucarística del Buen Pastor”, dijo Joan.

Después de la presentación, los ojos de Kristin se llenaron de lágrimas cuando dijo: “Siempre sentí que Jesús me invitaba a la Eucaristía, y es muy difícil saber que me está invitando y tengo una barrera que me impide recibirlo”. En esa pequeña habitación, este grupo de mujeres que recibían la formación habían sido testigos del gran misterio y Don que Jesús nos presenta cuando se pronuncian las palabras de la institución, ‘Tomad y comed’ y ‘Tomad y bebed’, el ser de Kristin reconoció que esa llamada también era para ella, y desde el centro de su ser, Kristin respondió”.

Kristin y Joan comenzaron a reunirse regularmente para prepararse en el Rito de Iniciación Cristiana de Adultos. Kristin traía una lista de preguntas, desde comer carne los Viernes hasta el purgatorio, María y los santos.

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“Durante nuestras primeras conversaciones, Kristin articuló una fe profunda, una relación fuerte con Jesús y una comprensión notable de cómo su fe cristiana había sido un regalo que la llevó a Jesús en la Eucaristía”, dijo Joan.

El 1 de Diciembre de 2021, apenas un día antes de cumplir 55 años, con los niños y la comunidad escolar como testigos, Kristin recibió la Eucaristía por primera vez en la misa escolar.

“Antes de ese día, sentía un gran agujero en mi ser, era como si me faltara algo. Cuando recibí la Eucaristía por primera vez, sentí este profundo sentimiento de estar completa, de ser llamada a algo especial. Me sentí incluida. Es difícil sentarse y sentir que no se te permite participar en algo tan maravilloso y que todos los demás sí pueden y tú no. Entonces, fue un sentimiento de aceptación y felicidad. Fue un símbolo de toda mi experiencia aquí, que Dios me trajo a la escuela donde estoy rodeada de todas estas personas amorosas y maravillosas. Me sentí tan agradecida de que ahora me atrajera a esta nueva familia”.

Aunque Sharon fue la madrina de acompañamiento de Kristin a lo largo de su peregrinaje, no pudo estar allí ese día porque también es maestra y la necesitaban en su salón de clases. Sharon llamó a Kristin antes de la misa y más tarde compartieron su experiencia.

“Me llamó y me di cuenta de que estaba llorando. La comunidad la ha amado y recibido bien allí. Ha sido tan milagroso. Me encanta apoyarla y ver lo que Dios ha hecho en su vida”, dijo Sharon. “No puedo esperar para celebrar la Eucaristía con ella y compartir algunas de mis devociones y oraciones favoritas”.

En la Primera Eucaristía de Kristin, Joan reemplazó a Sharon como madrina de Kristin ese día.

“Me sentí profundamente honrada de conocer a Kristin y caminar con ella mientras respondía a la invitación de Jesús de recibir la Eucaristía”, dijo Joan. “Cada vez que he tenido el privilegio de caminar junto a personas de fe en

su camino hacia la plena comunión con la Iglesia, ha reforzado mi propia fe. Cuando acompañé a Kristin, esto fue especialmente cierto. Atesoraré la experiencia de la misa escolar en St. Wendelin donde, frente a sus alumnos, Kristin profesó su fe. La comunidad respondió con una alegría tan grande”.

Y el viaje de Kristin está lejos de terminar. Ella cree que crecer en su fe es una experiencia para toda la vida y se siente bendecida porque su papel como maestra le permite volverse como una niña y absorber todas las mismas cosas que sus alumnos están aprendiendo.

“Todavía es todo muy nuevo para mí”, dijo. “Siempre he sido una verdadera interrogadora que quiere sumergirse y aprender más sobre las cosas. Me encanta aprender sobre los santos y todas las diferentes formas de orar con mis alumnos. Es algo realmente hermoso de experimentar, y estoy muy feliz de poder crecer en mi fe con ellos y con esta comunidad de fe”.

 

Author: Kristi Anderson

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