Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
El 26 de noviembre, celebraré una especie de cumpleaños histórico. Cumpliré 75 años, la edad a la que los obispos deben presentar sus cartas de renuncia al Papa. Enviaré mi carta al nuncio apostólico, el embajador de la Santa Sede en Washington, D.C. El nuncio, arzobispo Christophe Pierre, a su vez la enviará al Papa Francisco.
Recibiré una respuesta poco después, y anticipo que se me pedirá que continúe sirviendo a nuestra diócesis de la misma manera en que lo he hecho hasta que el Santo Padre nombre a un nuevo obispo. No hay un plazo establecido para esto; tendremos que esperar hasta que el Santo Padre esté listo para nombrar a un nuevo pastor, alguien que él sienta que satisface mejor las necesidades de nuestra diócesis en este momento.
En mi carta al Papa Francisco, describiré el estado actual de nuestra diócesis y algunas de nuestras necesidades. Ya están ustedes familiarizados con muchas de ellas: la transición hacia las Comunidades Católicas del área, el impacto potencial de la reorganización por la bancarrota, el creciente carácter multicultural de nuestra diócesis y la necesidad de fortalecer nuestros esfuerzos de evangelización, particularmente entre los jóvenes.
A principios de este año, envié al nuncio una larga descripción del estado de nuestra diócesis en preparación para la visita “ad limina” que yo haré al Vaticano en enero junto con los obispos de Minnesota, Dakota del Norte y Dakota del Sur. “Ad limina” proviene de la frase latina “ad limina apostolorum” (“a los umbrales de las basílicas de los apóstoles”), una referencia a la peregrinación que los obispos deben hacer periódicamente a las tumbas de San Pedro y San Pablo. El informe ofrece una imagen completa de la vida de la Iglesia en esta diócesis, sus fortalezas y sus desafíos. Espero que esto ayude al Santo Padre en el proceso de selección de un nuevo obispo.
Escuchará usted más sobre la visita a medida en que se acerque su tiempo. Por favor, recuérdenme a mí y a la diócesis en sus oraciones; yo continúo recordándolos a todos en mi oración mientras miramos juntos hacia el futuro.
RECORDANDO AL OBISPO KINNEY
Siempre recordaré cuán afectuosamente el obispo emérito John Kinney me recibió en esta diócesis en 2013. Valoré su hospitalidad, su compromiso con los sacramentos y la doctrina social católica, y su liderazgo a lo largo de los años en algunos de los problemas más difíciles que enfrenta la Iglesia. Como dijo el homilista en la misa de su funeral, el obispo Kinney no tenía miedo de “meterse en tempestades” de todo tipo, sabiendo que Jesús estaría allí para apoyarlo y ayudarlo.
Disfruté escuchando las historias, algunas conmovedoras, otras humorísticas, de sus familiares, amigos y hermanos sacerdotes. Me conmovió especialmente el recuerdo del padre Robert Rolfes de los últimos días del obispo Kinney: cómo abrazó un crucifijo en sus manos y pasó tiempo solo en oración. El obispo Kinney, como dijo el padre Rolfes, fue fiel hasta el final de su vida.
Visite las páginas S4-S5 para ver una sección especial que conmemora la vida y el ministerio del obispo Kinney. Que descanse en la paz de Cristo.
Sinceramente en Cristo,
+ Donald J. Kettler
Obispo Donald J. Kettler es el novena Obispo de la Diócesis de St. Cloud, Minesota.