Muere jesuita que se enfrentó a dictador paraguayo

Por Santi Carneri | Catholic News Service

ASUNCIÓN, Paraguay (CNS) — Tras una vida en Paraguay, trabajando en los barrios más pobres y capacitando a varias generaciones de líderes jóvenes, el padre jesuita Francisco de Paula Oliva murió el 3 de enero en Asunción. Él tenía 93 años.

El jesuita de origen español vivió la revolución en Nicaragua, luchó con palabras en los medios de comunicación contra el dictador paraguayo Alfredo Stroessner y la Asociación Nacional Republicana — Partido Colorado en Paraguay, fue expulsado a Argentina y casi secuestrado. Después, el padre Oliva vivió como refugiado en Inglaterra y Ecuador hasta que regresó a Paraguay.

Conocido en guaraní como “Pa’i Oliva”, el padre Oliva fue un emblema de la lucha diaria por la igualdad social en Paraguay, uno de los países más desiguales de América, donde el 2.5% de la población es dueña de más del 80 por ciento de la tierra cultivable.

Esperanza Martínez, senadora paraguaya y exministra de Salud, lo describió como “nuestro querido Pa’i Oliva, un compañero incansable en todas las luchas y todos los reclamos por las injusticias sociales”.

El sacerdote jesuita Francisco de Paula Oliva, conocido por su lucha en favor a los pobres y los derechos sociales, aparece en una foto del 14 de marzo de 2018 en Asunción, Paraguay. Murió el 3 de enero de 2022 en Paraguay a la edad de 93 años. (Foto CNS/Santi Carneri)

La historiadora paraguaya Margarita Durán-Estragó escribió en su perfil de red social: “Tenemos un nuevo santo paraguayo. San Pa’i Oliva. … Se fue sin dejar de sorprendernos. Un grande entre los grandes. Aguyje pa’i (Gracias, padre)”.

Nacido en Sevilla, España, el padre Oliva se incorporó a los jesuitas en 1946 y, en 1964, se instaló en Paraguay para trabajar como maestro. Él se convirtió en ciudadano paraguayo al año siguiente y un mes después fue expulsado por la dictadura de Stroessner. La policía lo arrestó, lo subió a un bote, y lo llevó al otro lado del río, a Argentina. Allí permaneció nueve años, asistiendo a migrantes paraguayos y bolivianos en Buenos Aires mientras estaba bajo vigilancia de la policía y el ejército.

Por invitación de la Iglesia Anglicana, pudo viajar a Inglaterra justo cuando los militares pretendían secuestrarlo en medio de la dictadura argentina. Dos de sus colaboradores “desaparecieron”.

En ese momento, su superior jesuita en Argentina, con quien mantenía conversaciones constantes, era el padre Jorge Mario Bergoglio. En 2015, el papa Francisco y el padre Oliva se volvieron a encontrar en Asunción y se abrazaron como viejos amigos.

Cientos de personas del barrio donde vivía y trabajaba el padre Oliva velaron su cuerpo antes de su entierro el 4 de enero.

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Author: Catholic News Service

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