Queridos Hermanos y Hermanas en Cristo,
Hace quince meses, el coronavirus cambió nuestras vidas, poniendo en riesgo nuestra salud y obligándonos a distanciarnos físicamente unos de otros de formas que interrumpieron nuestra vida familiar, religiosa y laboral. Es probable que todos conozcamos a alguien que contrajo COVID-19, y muchos de nosotros también conocemos a alguien cuya salud se vio gravemente afectada. Mientras escribo esto, más de 580,000 personas en todo el país han muerto por los efectos del virus.
Afortunadamente, hemos estado dando la vuelta a la esquina de esta pandemia en Minnesota en los últimos meses. Gran parte de esto puede atribuírsele a la efectividad de los protocolos de mitigación. Agradezco a todos los que han cumplido estas medidas durante el último año. El cumplimiento de los requisitos de distanciamiento físico y uso de cubre bocas en esta diócesis evitó que más personas se enfermaran y salvó vidas. Su observancia de estos requisitos brindó un testimonio maravilloso de lo que nuestra fe nos llama a hacer: proteger la vida humana y cuidar el bienestar de nuestros vecinos.
La disponibilidad de las vacunas COVID-19 también es una de las principales razones por las que podemos volver a un grado de normalidad en nuestro estado y nuestras parroquias. Les animo a que reciban una de las vacunas COVID-19 disponibles si aún no lo ha hecho. Son efectivas y, como expliqué anteriormente en las páginas de esta revista, moralmente lícitos. Nuestro progreso continuo contra el virus, depende de que tantas personas decidan recibir la vacuna. Mientras tanto, les pedimos sean sensibles a aquellos que aún no están listos para regresar a todas las actividades parroquiales debido a problemas de salud u otras preocupaciones. Hemos aprendido nuevas formas de llegar a otros a través de la transmisión en vivo, usando la plataforma Zoom y tecnologías similares, y debemos continuar encontrando formas de incorporar estas herramientas en el ministerio siempre que puedan ser efectivas. Todos deben sentirse bienvenidos e incluidos durante este tiempo de transición en curso.
Únase a mí para continuar orando por todos aquellos en todo el mundo que todavía sufren el impacto del COVID-19, y por todos los que se sacrificaron sirviendo, durante el año pasado en beneficio de los demás. Oremos por la sabiduría y la prudencia mientras navegamos por el camino hacia adelante para reunirnos en comunidad y adorar a Dios nuevamente en persona, todos juntos, como un solo cuerpo en Cristo.
Felicitaciones jubilares
Este número de The Central Minnesota Catholic celebra a nuestros sacerdotes diocesanos y miembros de la comunidad religiosa que están celebrando aniversarios especiales de ordenación o profesión. Disfruto celebrando estos eventos importantes con estos hombres y mujeres siempre que sea posible. Su compromiso y servicio a Dios y su pueblo me inspiran en mi propia vocación. Por favor manténgalos en sus oraciones de manera especial junto con todos los que hoy están discerniendo una vocación al sacerdocio, al diaconado o a la vida religiosa.
Sinceramente suyo en Cristo,
+ Obispo Donald Kettler es el noveno obispo de la Diócesis de St. Cloud, Minnesota.