Obispo Kettler: Lecciones aprendidas un año desupés de la pandemia

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Este mes, hace un ano, el coronavirus golpeo a nuestra diocesis con toda su fuerza y tome la dificil decision de suspender temporalmente las misas publicas con el fin de frenar la propagacion del virus y mantener a las personas a salvo. La suspension duro dos meses. En ese entonces, era dificil imaginar que la pandemia continuaria durante tanto tiempo y requeriria tanto de nosotros. Ėsta es nuestra segunda Cuaresma afrontando sus efectos.

Obispo Donald J. Kettler es el novena Obispo de la Diócesis de St. Cloud, Minnesota.

Nuestras parroquias y la vida de fe continuan enfrentando muchos desafios debido al COVID-19. La gente esta cansada, frustrada y algunos estan enojados: enojados porque la vida diaria y la vida parroquial han cambiado durante tanto tiempo, enojados porque nosotros, como sociedad, no hicimos un mejor trabajo protegiendo a los muchos vulnerables que sucumbieron al virus, y enojados por algunas de las decisiones dificiles que yo y otros obispos hemos tomado en lo que creemos que son los mejores intereses de los fieles y el bien comun.

Hemos aprendido muchas lecciones valiosas que deberian dar esperanza a nuestra diocesis para el futuro. Creo que hemos ganado un reconocimiento renovado sobre la importancia de pasar tiempo con la familia y los amigos, incluidos los feligreses, algo que en su mayoria del tiempo no hemos podido hacer en persona durante el ultimo ano y extranamos. Hemos aprendido la importancia de estar conectados incluso cuando hemos tenido que distanciarnos fisicamente. Me impresiono mucho el acercamiento de las parroquias, especialmente en los primeros dias de la pandemia, a los ancianos y confinados en casa a traves de arboles telefonicos, tarjetas y correos electronicos.

Muchos de nosotros recibimos un curso intensivo sobre el uso de nuevas tecnologias para reuniones y ensenanza. Espero que sigamos utilizando estas nuevas herramientas del ministerio, no como un sustituto de las reuniones en persona, sino como un recurso adicional que puede complementar lo que ya hacemos y hacerlo aun mejor. Tambien espero que hayamos ganado un mejor aprecio por la Eucaristia. Las transmisiones en vivo nos mantienen conectados con nuestra fe, pero no reemplazan el estar verdaderamente presentes, juntos como el Cuerpo de Cristo, para el sacrificio de la Misa.

St. Louis Church, Batesville, Indiana, May 23, 2020 (CNS photo/Katie Rutter)

Espero con ansias el momento en que todos podamos reunirnos de manera segura para este regalo y sacramento de unidad. Mientras, .como podemos observar los tres pilares de la Cuaresma – oracion, ayuno y limosna – a la luz de la pandemia en curso? Oreando especialmente por los enfermos, los aislados y los que luchan economicamente debido a la perdida del empleo. Ayunando del egoismo y de todo aquello que desvie nuestra atencion de las necesidades de los demas en nuestras familias y comunidades.

Y, en lo que respecta a la limosna y la caridad, ademas de ofrecer dones de tiempo y dinero a causas dignas, sigamos la orientacion que ofrece el Papa Francisco en su mensaje de Cuaresma, en el que cita su ultima enciclica “Fratelli Tutti” (“Sobre la Fraternidad y la Amistad Comunitaria”). El Santo Padre nos recuerda que debemos ser amables con los demas, “dispuestos a dejar todo lo demas a un lado para mostrar interes, regalar una sonrisa, pronunciar una palabra de aliento, escuchar en medio de la indiferencia generalizada”. La bondad es un acto de amor que se necesita especialmente en medio de la ansiedad y el dolor por COVID y otros desafios sociales de hoy. Es otro tipo de vacuna, una que puede curar corazones heridos, y nuestro mundo podria usar una dosis extra de ella en este momento.

Que Dios les bendiga a usted y a sus seres queridos.

+ OBISPO DONALD J. KETTLER

 

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Author: Bishop Donald Kettler

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