Por Manuel Rueda | Catholic News Service
BOGOTÁ, Colombia (CNS) — Los obispos de Colombia están instando a votantes tomar decisiones informadas y dejar sus emociones en casa cuando se dirijan a las urnas a mediados de junio para elegir un nuevo presidente.
El país sudamericano tendrá la ronda final de su elección presidencial el 19 de junio. Los líderes de la iglesia están tratando de aumentar la participación de los votantes, lo que llaman un esfuerzo para ayudar a los ciudadanos a superar la apatía hacia los problemas sociales y fortalecer la democracia.
Si bien la conferencia de obispos se ha abstenido de apoyar a candidatos, está instando a los colombianos pensar en el “bien común” y votar por quien crean que tiene el mejor plan para ayudar a la nación de 50 millones de personas a superar problemas como la pobreza y violencia relacionada con las drogas.
“Hacemos un llamado a las comunidades para que voten con la mente y no con el corazón”, expresó el obispo Hugo Torres Marín de Apartadó, en el noroeste de Colombia. “Debemos evitar que las emociones que se suscitan en los medios o en las redes sociales influyan en nuestras elecciones”.
La elección enfrentará al senador izquierdista Gustavo Petro contra Rodolfo Hernández, un magnate de la construcción de 77 años, quien ha realizado la mayor parte de su campaña a través de las redes sociales.
Petro, un exrebelde, intenta convertirse en el primer presidente de izquierda en la historia de la nación y ha prometido aumentar el papel del estado en la economía, con empleos gubernamentales para las personas que no pueden encontrar trabajo y mayores impuestos corporativos para ampliar programas de bienestar, incluyendo pensiones para los ancianos.
Hernández ha prometido abordar la corrupción y el gasto público derrochador, que según él está perjudicando los programas de reducción de la pobreza. También ha mencionado que ofrecerá recompensas a los ciudadanos que denuncien a funcionarios corruptos y prometió convertir el palacio presidencial en un museo como parte de un plan para recortar los lujos que disfrutan los servidores públicos.
Los candidatos aspiran a gobernar el tercer país más poblado de América Latina, que también es un aliado cercano de Estados Unidos y ha recibido más de $11 billones en ayuda del gobierno de Estados Unidos durante las últimas dos décadas.
Gran parte de ese dinero se ha destinado para combatir a grupos narcotraficantes que continúan exportando cocaína a Estados Unidos.
El arzobispo Luis José Rueda Aparicio de Bogotá, presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia, explicó que el próximo presidente de la nación tendrá que abordar la violencia en las zonas rurales donde grupos armados luchan por el territorio abandonado en 2016 por el grupo rebelde de las FARC luego de un acuerdo de paz con el gobierno.
También indicó que el próximo gobierno de la nación debe enfrentar la deforestación y la creciente brecha entre ricos y pobres, para que “todos los ciudadanos” tengan acceso a la educación y los servicios básicos.
“El próximo presidente tendrá que ser alguien con actitud misionera”, expuso el arzobispo Rueda Aparicio. “Alguien que pueda escuchar a la gente en diferentes regiones, sabiendo que no tiene todas las soluciones y debe dialogar con la gente para encontrarlas”.
Colombia celebró la primera ronda de sus elecciones presidenciales en mayo con seis candidatos en la papeleta. Ninguno de ellos recibió más del 50 por ciento de los votos, lo que condujo a la segunda vuelta de junio.
El país ha sido gobernado durante mucho tiempo por conservadores y políticos moderados vinculados a las familias más poderosas del país.
Sin embargo, esta elección es atípica porque los dos candidatos que llegaron a la segunda ronda no tienen vínculos con los partidos tradicionales que han gobernado el país durante décadas y se postularon con plataformas antisistema.