Padre Doug Liebsch: Un mensaje para la semana nacional de concientización a las vocaciones

SEMANA NACIONAL DE CONCIENTIZACIÓN A LAS VOCACIONES: NOVIEMBRE 7 AL 13 DEL 2021

“Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: ‘Sígueme”. — Mateo 9:9

Jesucristo es el que puede irrumpir en nuestra vida y ofrecernos esperanza, curación y un camino a seguir. Hay momentos específicos de nuestra vida en los que esto se hace mucho más evidente. Esta imagen de la “Llamada de San Mateo” de Caravaggio no solo captura ese momento para San Mateo, sino que nos permite una lente para ver el dedo de Cristo apuntando hacia cada uno de nosotros también.

Por Padre Douglas Leibsch

Miren ésta imagen. Miren a Mateo. La mayoría de la gente se preguntará, ¿quién es el tipo barbudo que está en medio de la mesa? Esta imagen captura el momento en que Mateo se da cuenta de que Jesucristo, el popular predicador y sanador, lo está señalando.

Me encanta que aún no sepamos la respuesta de Mateo. Todo lo que podemos ver es la conmoción en su rostro. Vemos su dedo apuntando hacia sí mismo como diciendo: “No me estás llamando a mí, ¿verdad?” El pasado de Mateo habría gritado: “¡NO!” Jesús no podría llamar a un recaudador de impuestos, a alguien que extorsionó tanto

con el dinero de su propia gente. No solo esto, sino que la disposición interior de Mateo todavía está apegada a la riqueza, como lo muestra su mano derecha aún aferrada a una moneda que él mismo aún no está seguro de si está dispuesto a dejar ir quien es a este momento. Pero el llamado de Mateo no dependía de que él tuviera un pasado perfecto, ni se requería de él estar actualmente separado de nada mundano. Simplemente dependía de ese dedo de Cristo, el nuevo Adán, que lo apuntaba directamente.

Aunque podemos ver el rostro de Cristo en el lado derecho, con un delgado halo sobre su cabeza, vemos que su figura está oculta por la de Pedro, quien, como vicario de Cristo, representa a toda la Iglesia. Esto muestra que el llamado proviene de Jesús, a quien encontramos más profundamente en la oración antes de la Eucaristía, su llamado se confirma a través de Pedro, a través de su Iglesia.

“Llamada de San Mateo” de Caravaggio (image credit Adobe Stock)

Es esencial para nosotros ver la mano de Cristo y escuchar su voz no solo en la Eucaristía, sino también en las personas que nos rodean. También es fundamental que todos nos demos cuenta de que estamos llamados a ser como Pedro. Estamos llamados a ver ¿dónde podría estar apuntando la mano de Cristo?, y extender nuestra mano y señalar de manera similar. ¿A quién podría estar apuntando Jesús en su vida? Quizás sea a un hijo o una hija, un amigo o un primo, un compañero de equipo o un compañero de trabajo, al que Jesús está llamando para ser sacerdote o entrar en la vida religiosa. Me atrevo a preguntarles: “¿Dónde ven ustedes a Jesús llamándoles para que lo sigan ahora mismo?”

Debemos darnos cuenta en lo más profundo de nuestra alma que, “Jesús me está señalando a mí”. Por último, eche un vistazo a los pies de Jesús. Debe prestar atención a los detalles para ver que Jesús se está moviendo. ¡Está pasando! Aquí hay una sensación de urgencia. O te levantas y lo sigues ahora, o te quedas aferrado a lo que sea que has valorado más que a él.

[perfectpullquote align=”right” bordertop=”false” cite=”” link=”” color=”” class=”” size=”14″]“Ser Cristiano no es el resultado de una elección ética o de una idea elevada, sino del encuentro con un evento, una persona, que le da a la vida un nuevo horizonte y un rumbo decisive.”  — Papa Benedicto XVI[/perfectpullquote]

En esta edición de la revista, aquí hay una persona que han vio la mano de Jesús y la mano de la Iglesia apuntando hacia él. Otros, de alguna manera, se han hecho la pregunta: “¿Jesús realmente me está llamando a ser sacerdote, diácono, hermana o vivir una vida de soltero o soltera?” Esperamos que esta historia nos ayuden a cada uno de nosotros a ver el dedo de Cristo apuntando más claramente en nuestra dirección mientras recibimos su misericordia y lo seguimos en la vocación a la que nos ha llamado.

En 1953 hubo un joven llamado Jorge que se confesó Septiembre 21, en la fiesta de San Mateo. En esta confesión sintió un profundo sentido de la Misericordia de Dios, así como el llamado a convertirse en sacerdote. Más tarde dijo, que se viὀ  a sí mismo como otro Mateo: “En esa confesión, me pasó algo muy raro. No sé qué fue, pero cambió mi vida. Diría que me pillaron con la guardia baja. … Fue una sorpresa, el asombro de un encuentro inesperado. Me di cuenta de que Dios me estaba esperando. Desde ese momento, para mí, Dios ha sido quien precede. … Queremos conocerlo, pero él nos ha conocido primero”. — Papa Francisco

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PADRE DOUG LIEBSCH, Director de la Oficina Diocesana de Vocaciones.

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Author: The Central Minnesota Catholic

The Central Minnesota Catholic is the magazine for the Diocese of St. Cloud.

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