Por Carol Glatz | Catholic News Service
VATICAN CITY (CNS) — La atención médica no es un lujo, es un derecho que pertenece a todos, dijo el Papa Francisco a los trabajadores de la salud.
“Un mundo que descarta a los enfermos, que no ayuda a quienes no pueden permitirse cuidados, es cínico y no tiene futuro. Recordemos esto siempre: la salud no es un lujo, es para todos”, dijo el papa.
El papa habló el 16 de enero con miembros de una confederación italiana de asociaciones profesionales de técnicos sanitarios y especialistas que trabajan en los campos de radiología, rehabilitación y medicina preventiva.
Expresó su profunda gratitud por su trabajo, especialmente durante la pandemia.
“Sin su compromiso y su esfuerzo, muchos enfermos no se habrían atendido”, dijo. “El sentido del deber animado por la fuerza del amor les ha permitido servir al prójimo, incluso poniendo en peligro su propia salud”.
En un mundo marcado por la cultura del descarte, los profesionales de la salud promueven una cultura del cuidado, encarnada en el buen samaritano, que no mira para otro lado, sino que se acerca y ayuda con compasión a la persona necesitada, dijo el papa.
Las personas enfermas “piden ser curadas y sentirse cuidadas, y por eso es importante relacionarse con ellos con humanidad y empatía”, además de cumplir con los más altos estándares profesionales, dijo.
Sin embargo, agregó, las personas que trabajan en el campo de la atención médica también necesitan personas que los cuiden.
Ese tipo de cuidado debe pasar “mediante el reconocimiento de su servicio, la protección de unas condiciones de trabajo adecuadas y la participación de un número apropiado de profesionales, para que el derecho a la salud sea reconocido para todos”, dijo.
Cada país debe buscar activamente “estrategias y recursos para que todo ser humano tenga garantizado el acceso a los cuidados y el derecho fundamental a la salud”, dijo, citando el mensaje de este año para la Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el 11 de febrero.