Por Carol Glatz | Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO — Las naciones del mundo deben trabajar juntas para resolver las crisis globales de migración y cambio climático, que son cuestiones de justicia que ya no pueden ignorarse, dijo el papa Francisco a diplomáticos.
“En el desarrollo de un consenso global capaz de responder a estos desafíos éticos que enfrenta nuestra familia humana, su trabajo como diplomáticos es de suma importancia”, expresó
Estos comentarios del Santo Padre se produjeron el 21 de mayo en un discurso a los nuevos embajadores en el Vaticano de Singapur, Zimbabue, Bangladesh, Argelia, Sri Lanka, Barbados, Suecia, Finlandia, y Nepal.
Dirigiéndose al grupo de diplomáticos, el papa reconoció las dificultades que implica viajar durante la actual pandemia y les agradeció por poder asistir a la reunión presencialmente.
La pandemia de COVID-19 ha hecho que la gente sea más consciente de lo interdependientes que somos todos y de “nuestra necesidad de estar atentos a los pobres y vulnerables entre nosotros”, señaló el Sumo Pontífice.
Los países deben tomar medidas concretas y valientes para desarrollar una “cultura del cuidado” global, acotó, “que pueda inspirar nuevas relaciones y estructuras de cooperación al servicio de la solidaridad, el respeto por la dignidad humana, la asistencia mutua, y la justicia social”.
Sin embargo, la pandemia también ha demostrado cómo a la comunidad internacional le resulta cada vez más difícil — o no puede — buscar soluciones comunes a los problemas del mundo, sostuvo.
Los problemas globales más urgentes, dijo, incluyen “la migración y el cambio climático, así como las crisis humanitarias que a menudo traen consigo”.
Otras preocupaciones serias, dijo, incluyen la deuda económica que agobia a muchos países que aún “luchan por sobrevivir y la ‘deuda ecológica’ que le debemos a la naturaleza misma, así como a los pueblos y países afectados por la degradación ecológica inducida por el hombre y la pérdida de biodiversidad”.
“Estos temas no son simplemente políticos o económicos, son cuestiones de justicia, una justicia que ya no puede ser ignorada o diferida”, expresó el papa Francisco. “De hecho, conllevan una obligación moral para con las generaciones futuras, porque la seriedad con la que les respondamos moldeará el mundo que dejamos a nuestros hijos”.
El trabajo de los diplomáticos es de suma importancia para ayudar a construir “un consenso global” que responda a estos desafíos, dijo, y enfatizó el apoyo del Vaticano a todos los esfuerzos destinados a construir un mundo “en el que la persona humana es el centro, las finanzas al servicio de un desarrollo integral, y la tierra, nuestra casa común, esté protegida y cuidada”.