Por Junno Arocho Esteves | Catholic News Service
CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Las restricciones actuales debido a la pandemia de COVID-19 pueden ayudar a las personas a poner a Cristo — y no a la necesidad constante de comprar regalos — en el centro de la temporada navideña, expresó el papa Francisco.
Durante su discurso del Ángelus del domingo 20 de diciembre, el Santo Padre dijo a los peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro que en lugar de quejarse o comprar “el enésimo regalo para nosotros y nuestros amigos”, los cristianos deberían hacer algo por los menos afortunados “en quienes nadie piensa”.
“Para que Jesús nazca en nosotros, preparemos nuestro corazón, oremos, no nos dejemos llevar por el consumismo”, acotó. “Es Jesús lo que importa. El consumismo no se encuentra en el pesebre de Belén: ahí hay realidad, pobreza, amor”.
Antes de concluir su comentario, el Sumo Pontífice pidió a la comunidad internacional que ayude a cientos de miles de trabajadores marítimos que están “varados en barcos, ya habiendo sobrepasado los términos estipulados en sus contratos, y no pueden regresar a casa” debido a la pandemia.
“Le pido a la Virgen María, Stella Maris, que consuele a estas personas y a todos aquellos en situaciones difíciles, e insto a los gobiernos hacer todo lo posible para que puedan regresar con sus seres queridos”, dijo.
Según la Organización Marítima Internacional de las Naciones Unidas (OMI), se estima que 400,000 marinos de todo el mundo están varados en sus barcos, mientras que “un número similar de marinos están atrapados en casa, sin poder unirse a los barcos y así poder proveer para sus familias”.
En un comunicado con motivo del Día de los Derechos Humanos el 10 de diciembre, Kitack Lim, secretario general de la OMI, señaló que, si bien los trabajadores marítimos han estado en primera línea de la incesante pandemia, entregando alimentos, medicinas y bienes, sus “derechos humanos han sido puestos en peligro”.
“No proteger los derechos de la gente de mar, pescadores, y otro personal marino, y resolver la crisis del cambio de tripulación tendrá un efecto perjudicial en la seguridad del barco y la cadena de suministro global. Cuanto más persista la situación, peores serán esos efectos”, dijo Lim.
En su comentario antes de rezar el Ángelus, el papa Francisco reflexionó sobre la lectura dominical del Evangelio de San Lucas, que relataba la Anunciación. Si bien el anuncio del ángel de que María dará a luz al hijo de Dios fue de gozo, también pronosticó una gran prueba para ella.
La respuesta de María no fue resignación ni “expresó una aceptación débil y sumisa, sino que expresa un deseo fuerte, un deseo vivaz”.
“Ella no se somete a Dios, se une a Dios. Es una mujer enamorada, dispuesta a servir a su Señor de manera completa e inmediata”, dijo el prelado. “Ella podría haber pedido un poco de tiempo para pensarlo, o incluso más explicaciones sobre lo que sucedería; tal vez podría haber puesto algunas condiciones. En cambio, no se toma tiempo, no hace esperar a Dios, no retrasa.”
El papa Francisco dijo que la prontitud de María en aceptar la voluntad de Dios es una invitación para que los cristianos no posterguen las cosas, especialmente en la vida espiritual cuando uno se siente tentado a dejar los actos de caridad u oración para el día siguiente.
“Hoy, en el umbral de la Navidad, María nos invita a no posponer, sino a decir ‘sí'”, declaró el papa. “Cada ‘sí’ cuesta algo, cada ‘sí’ tiene su costo, pero siempre cuesta menos de lo que costó ese ‘sí’ valiente y rápido, ese ‘hágase en mí según tu palabra’, que nos trajo la salvación”.