Por Paul Binz | Catholic News Service
MATAMOROS, México (CNS) — El proceso sinodal unió una frontera internacional el 27 de marzo cuando los obispos de la Diócesis de Brownsville, Texas, cruzaron el Río Grande hacia México para celebrar la misa dominical con el obispo de Matamoros.
A dicha misa le siguió una tarde de talleres y debates sinodales.
Al comenzar la misa de la mañana en la Catedral de Nuestra Señora del Refugio, el obispo Eugenio Andrés Lira Rugarcía de Matamoros recibió al obispo de Brownsville, Daniel E. Flores, y al obispo auxiliar Mario A. Avilés con una cálida bienvenida.
El Valle del Río Grande, situado en el extremo sur de Texas, y las ciudades fronterizas del noreste de México han disfrutado históricamente de fuertes vínculos familiares, comerciales, y culturales.
Aunque estos vínculos han sido interrumpidos en los últimos años por las restricciones de cruce de fronteras, la pandemia de coronavirus, y los problemas de inmigración, los eventos del 27 de marzo fueron una oportunidad para renovar la estrecha relación que han mantenido estas dos diócesis vecinas.
“Las diócesis de Brownsville y Matamoros, somos iglesias hermanas”, expresó el obispo Lira. “Esto nos permite hoy tener una experiencia sinodal binacional”.
“Agradecemos mucho esta invitación, este honor de compartir esta misa, que manifiesta de manera muy fuerte la comunión de la iglesia universal”, respondió el obispo Flores.
“Pedimos la ayuda de Nuestro Señor para mantenernos en este camino que él ha mostrado con su propio ejemplo, y también la gracia del Espíritu Santo para poder abrir nuestro corazón a la reconciliación y a la comunión, temas principales de las escrituras de hoy”, señaló el obispo Flores.
El Evangelio del cuarto domingo de Cuaresma presentó la historia del hijo pródigo. Ángel Barrera, el coordinador del sínodo de la Diócesis de Brownsville, explicó después cómo esta parábola desempeñó un papel clave en los procedimientos del día.
“El tema principal de la homilía del obispo Flores fue la reconciliación”, indicó Barrera. “Y eso se entrelazó de diferentes maneras en muchos momentos sinodales”.
En la parábola, después de que el hijo despilfarra su herencia y se ve reducido a contratarse para cuidar cerdos, comienza a pensar en lo que había hecho y cómo llegó allí.
“En español, el pasaje dice, el Evangelio dice, ‘Se puso a reflexionar’ — ‘Empezó a reflexionar’. … Eso es lo que estamos haciendo ahora. Estamos reflexionando”, manifestó Barrera. “La otra acción principal del hijo para esta conversión fue que recordaba. Recordaba lo bueno que era con su padre. Recordaba lo generoso que era su padre”.
Después de la misa, la delegación del sur de Texas se reunió con el obispo Lira y su contingente en la Universidad Católica del Noreste de México para almorzar y luego realizar los talleres sinodales. Los 43 participantes estaban compuestos por obispos y cinco sacerdotes, cinco religiosos, cinco laicos, y cinco diáconos de cada diócesis.
“Fue la obra del Espíritu Santo traer a las personas adecuadas”, dijo Barrera a The Valley Catholic, periódico de la Diócesis de Brownsville. “Algunos de nuestros laicos viven y trabajan en ambos lados; así que residen en Brownsville, pero su lugar de trabajo y negocio está en Matamoros. Muchos de ellos vinieron habiendo vivido experiencias en ambos lados, sirviendo a personas de ambos lados”.
La hospitalidad continuó en el lugar del taller, acotó Barrera.
“Tuvimos una comida maravillosa, esa imagen increíble de partir el pan juntos”, expresó. “Fue un evento muy festivo”.
“La forma en que caracterizaría la presencia (del obispo Lira) es alegre. Cada vez que lo veía con un grupo de personas que nunca había conocido, estaba tan alegre, tan accesible”, agregó. “Hablaba con ellos como si fueran queridos amigos.
“Fue una experiencia muy cálida y acogedora”.
Las delegaciones se dividieron en grupos de trabajo durante unas tres horas para discutir temas propuestos por la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
La iglesia en Estados Unidos y en todo el mundo está participando en una fase de escucha en preparación para la reunión de 2023 del Sínodo de Obispos sobre la Sinodalidad, convocada por el papa Francisco, en torno al tema, “Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, y misión.” Las fases diocesanas del sínodo están en curso hasta agosto de 2022.
Las preguntas planteadas a los grupos en la reunión de Matamoros incluyeron:
— ¿Cuál ha sido tu experiencia de “caminar juntos” en la iglesia, en tu familia, y en la sociedad en general?
— ¿Sientes que estamos llegando a la gente de las periferias y a los más necesitados?
— ¿Qué pasos sientes que el Espíritu Santo nos pide que demos para crecer “caminando juntos” en la iglesia, en la familia, y en la sociedad en general?
— ¿A quién sería bueno invitar para lograr esto juntos?
Las preguntas hicieron eco de un tema repetido tanto por el papa Francisco como por el obispo Flores sobre caminar juntos por la vida. Un dicho que es recurrente en los sermones del obispo Flores es, “Si no caminamos juntos, no vamos a llegar”.
Las discusiones de la tarde demostraron ser más un comienzo que un final.
Barrera señaló: “Me animó lo que dijo el obispo (Flores): ‘No hemos terminado, pero estamos comenzando a articular esto'”.
“Las preguntas fueron útiles, pero aún no tenemos un documento terminado”, dijo Barrera. “Para mí, esto podría ser el comienzo de una serie de conversaciones u otras formas de tener estas discusiones enfocadas.
“Entonces, lo que esto realmente hace por nosotros es brindar un testimonio de la comunión de la iglesia y el potencial en el mundo, porque somos dos países . . . Es una señal de que nos movemos juntos hacia eso”.