Reflexiones personales sobre el retiro con el predicador de la casa papal

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

En Enero, estuve compartiendo tiempo entre los obispos de los Estados Unidos, estuvimos reunidos asistiendo a un retiro de una semana en el Seminario Mundelein en la Universidad de Santa María del Lago, cerca de Chicago. Los obispos estábamos allí para pedir perdón por nuestros fracasos en no responder de manera adecuada y justa al abuso sexual en nuestra Iglesia y orar para que podamos dar una mejor respuesta en el futuro.

Obispo Donald J. Ketter

Nuestro director de retiro fue el Padre Capuchino Raniero Cantalamessa, que ha servido como predicador de la Casa Papal durante casi 40 años. Él estuvo allí por sugerencia del Papa Francisco, no para hablar directamente sobre la crisis de abuso u ofrecer soluciones, sino para ayudar a los obispos a que reflexionemos más profundamente sobre nuestra misión y ministerio de servir a Cristo y a la Iglesia. Además de las charlas y talleres incluídos como parte del retiro, pasamos tiempo en oración, en la misa diaria, en la adoración eucarística y en las vísperas.

En sus charlas, el Padre Cantalamessa nos desafió a acercarnos más a Jesucristo por medio del Espíritu Santo en nuestras propias vocaciones. Él nos dio su testimonio personal de cómo fue grandemente influenciado en su propio camino de Fe por la obra del Espíritu Santo. Sentimos que ese mismo Espíritu estuvo presente durante los trabajos en nuestro retiro. He sido obispo durante más de 16 años, y nunca había sentido la unidad y la camaradería que viví con mis compañeros obispos durante nuestro retiro el pasado Enero.

Los mensajes que escuchamos nos reafirmaron la necesidad de tener mejores medidas de responsabilidad para los obispos e iniciativas adicionales para proteger a todos los miembros de la iglesia del abuso sexual. El Padre Cantalamessa también nos pidió a los obispos que respondamos mejor y no olvidemos las otras necesidades que presenta nuestra Iglesia en estos momentos.

El obispo Kevin W. Vann de Orange, California, asiste a un servicio de oración en la Capilla de la Inmaculada Concepción en el Seminario Mundelein el 2 de enero en la Universidad de Santa María del Lago en Illinois, cerca de Chicago. (Foto CNS / Bob Roller)

Quiero compartir con ustedes algunos de los otros puntos que tocamos durante el retiro y en los que he estado reflexionando estas últimas semanas:

• Como cristianos, debemos estar abiertos a la obra del Espíritu Santo.

El Espíritu Santo es el don más alto de Dios para nosotros y para la Iglesia, y este don está vivo en nosotros. El Espíritu Santo crea unidad, pero necesita nuestra cooperación. La obra del Espíritu Santo es para el bien común. El Espíritu Santo trae y resalta el mandamiento de amor a la Iglesia. Este amor hace posible seguir la ley. Sin el Espíritu Santo, Dios está lejos. Con el Espíritu Santo la Iglesia está viva.

• La oración es esencial para nuestra vida como Cristianos, y debemos comprometernos a orar.

Presten atención al valor de una hora ante Jesús en el Santísimo Sacramento, nos dijo el Padre Cantalamessa. La mejor manera de conocer a Jesús, que siempre está con nosotros, es en la Eucaristía. Acude a Dios en oración. Con Dios, “Abba”, el Padre, todas las cosas son posibles. Incluso cuando parece que no queda ninguna posibilidad, todavía podemos orar. Esta oración nunca será en vano. El Padre Nuestro puede ser una oración para cada situación.

• Tenga cuidado con la idolatría de las cosas materiales, incluído el dinero.

Detrás de cada mal hay dinero. Nunca permitan que el dinero, el poder y otras tentaciones nos alejen de Dios y de sus enseñanzas. Más bien seguir las riquezas de Cristo. La Iglesia debería ser la Iglesia de los pobres, dijo el padre Cantalamessa. La idolatría del dinero debe ser atacada tanto como la idolatría del sexo.

Continúo reflexionando sobre las charlas y mensajes que escuché en el retiro. Les invito a ver que tenemos mucho de qué estar orgullosos con respecto a nuestra Iglesia aquí en la Diócesis de San Cloud. Sé que estamos enfrentando algunos problemas difíciles ahora que afectaranlas decisiones para el futuro. Estoy pensando especialmente en nuestros esfuerzos y trabajos de planificación pastoral diocesana y en nuestra próxima reorganización por bancarrota, (aún no se ha fijado una fecha para la presentación de la bancarrota), continuo orando por todos y todas las decisiones a tomar.

Por favor, oren por mí, para que yo tome decisiones buenas y sabias con respecto a estos temas. Por favor, oren también por todos los obispos mientras trabajamos para mantener y mejorar los ambientes de proteccion y seguridad en cada parroquia y por las medidas de responsabilidad para todos, incluídos los obispos. Estoy orando diariamente por todas las personas de nuestra diócesis, particularmente oraré durante el tiempo de Cuaresma por todoas nuestras necesidades pastorales.

Que Dios les bendiga a ustedes, a sus familias y seres queridos.

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Author: The Central Minnesota Catholic

The Central Minnesota Catholic is the magazine for the Diocese of St. Cloud.

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