ASA, un enfoque de CRS para mitigar el impacto del cambio climático en la agricultura en Centroamérica

By Marietha Góngora V. | OSV News

(OSV News) — Según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicado a mediados del 2022, la región de América Latina y el Caribe está siendo afectada por fenómenos meteorológicos extremos y los impactos del cambio climático — como la mega sequía, las precipitaciones extremas, las olas de calor terrestres y marinas y el deshielo de los glaciares.

En Centroamérica, el informe concluyó que un total de 7.7 millones de personas en Guatemala, El Salvador y Nicaragua “experimentaron altos niveles de inseguridad alimentaria en 2021, a lo que contribuyeron factores como el efecto continuado de los huracanes Eta e Iota de finales de 2020 y las repercusiones económicas de la pandemia de COVID-19”.

Muchas de las personas en esos países se dedican a cultivar granos básicos en una zona vulnerable a eventos climáticos extremos. Axel Schmidt, asesor técnico de agricultura y ciencia para Catholic Relief Services (CRS) Latinoamérica, le dijo a OSV News que el impacto del cambio climático afecta especialmente a la población rural.

“Los pequeños productores en Centroamérica son casi 3 millones y tienen muy poca tierra, una, dos o tres hectáreas, pero todos ocupan 3/4 de la tierra agrícola […] Están luchando por sobrevivir y están produciendo cerca del 70% de los alimentos para toda Centroamérica”, aseguró el experto de CRS.

Otro factor que impacta a los agricultores en la región es el Corredor Seco Centroamericano, el cual atraviesa Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés), el corredor seco es una zona vulnerable donde los periodos de sequía son seguidos de lluvias intensas que afectan fuertemente los medios de vida y la seguridad alimentaria de las poblaciones locales. “El 80% de los pequeños productores viven en pobreza, y muchas personas se ven obligadas a migrar”, afirmó la FAO en su sitio web.

Selvin Alí Hernández, de 29 años, y el técnico agrícola Luis Edgardo García Molina, de 39, revisan los cultivos de su finca que muestran diversificación con asociación de taro y frijoles, además utiliza barreras vivas para evitar la erosión y comienza a dejar rastrojos para proteger el suelo en su parcela ubicada en Opatoro, Honduras. Los participantes en el proyecto han recibido formación en agricultura de conservación (llamado Aguas y Suelo para la Agricultura – ASA) por parte de CRS y su socio local ASOMAINCUPACO. (Foto de OSV News/Oscar Leiva, Silverlight para Catholic Relief Services)

La topografía de la región, junto con la influencia del Fenómeno del Niño que trae sequía o el de la Niña que se traduce en lluvias también complica la actividad agrícola, “Tenemos una época de lluvia que son seis meses (de mayo hasta octubre o noviembre) y el resto del año no hay lluvia, es la sequía. Entonces la gente tiene que producir en seis meses todo lo que necesita para el año”, dijo Schmidt. “Ellos siembran en mayo o junio la que ellos llaman la primera cosecha del año y generalmente siembran maíz”.

Para la segunda cosecha que es septiembre-octubre siembran frijol o sorgo. Entre estas dos cosechas tiene lugar “la canícula”, explicó Schmidt, una especie de veranillo a mediados de agosto donde no hay lluvias que dura entre dos y tres semanas, generando altísimas temperaturas.

A las ya condiciones adversas se suman los efectos del cambio climático que complican la actividad agrícola en esta región. Es por esto que 12 años atrás CRS empezó ayudar a los agricultores centroamericanos a prepararse frente a estos impactos que afectan sus ciclos productivos mediante estudios, escuelas de campo, acompañamiento de promotores del campo — trabajando hombro a hombro con los agricultores aplicando mejores y más eficientes métodos de cultivo, manejos de suelo y recursos hídricos.

Schmidt explicó que las proyecciones del impacto del cambio climático sobre cultivos de maíz y frijol — productos básicos en la alimentación en Centroamérica — arrojó que se espera una reducción de las lluvias, que las temperaturas promedio van a aumentar y que habrá más días con temperaturas extremas y más noches con incremento en las mismas.

Con todos estos factores, es difícil planificar la siembra de los cultivos, lo cual pone en riesgo cualquier actividad económica de agricultores que no tienen la capacidad económica de perder una siembra. Por eso, este programa cobra importancia en la medida que le brinda a los agricultores una información precisa basada en servicios climáticos y pronósticos que les permite prepararse y planificar las siembras, así como tomar decisiones con base en información verificada para evitar el desperdicio de insumos, trabajo y dinero.

Recientemente agrónomos y agricultores han notado periodos más prolongados de sequía y eventos extremos de lluvia. A raíz de un estudio reciente se evidenció la importancia del rol que el suelo juega en el manejo del agua y fue así como en 2015 nació el programa llamado Aguas y Suelo para la Agricultura — ASA, un enfoque con el que se pretende aprovechar al máximo los recursos hídricos y las lluvias buscando prever y adaptarse a las condiciones que genera el cambio climático.

En este sentido ASA busca manejar y proteger el suelo, que el agua de lluvia infiltre la tierra y la retenga a 10 o 20 centímetros de profundidad para que las plantas la tomen. Este recurso se conoce como agua verde y mediante las prácticas ASA se quiere maximizar para su aprovechamiento en las labores agrícolas.

En una llamada desde Sudamérica, Schmidt explicó que este equipo de expertos de CRS ha desarrollado una serie de prácticas basado en la agricultura de conservación y también en el manejo integral de fertilidad del suelo para dar un manejo correcto a todos los aspectos del suelo y así maximizar la productividad del recurso hídrico. “Cada gota de agua cuenta y con esto la gente puede tener más cosecha con el agua que cae”, afirma este especialista.

Por varios años, los agrónomos de CRS estuvieron trabajando en el enfoque ASA con agricultores en más de 3 mil fincas en Centroamérica. “El resultado fue que con ASA la gente tiene más cosecha y mejores ingresos netos”, asegura Schmidt, quien añade que se logró también aumentar el contenido de carbono en el suelo, con lo cual se ayuda a eliminar CO2 de la atmósfera.

El agricultor hondureño Eulalio Amaya Orellana — quien es padre de cinco hijos — dijo que él necesitaba este proyecto porque antes, aunque sembraba sus plantas, éstas se secaban por falta de agua y las altas temperaturas.

“Nos faltaba conocimiento, cómo que la organización nos vino a despertar a nosotros que estábamos como ciegos, pues. Pero ya hoy con todas las muestras de suelo vemos el aumento que tenemos y que las cosechas son más rentables”, expresó. “Cuando ellos me explicaron que iba a haber un mercado para los productos que iba a sacar pues yo me emocioné tanto que dije ‘aquí es mi lugar’. Ya no es emigrar a los Estados Unidos, mi futuro va a ser aquí”.

Para los agricultores como Amaya, la resiliencia y la necesidad de reducir los riesgos relacionados con la sequía, la escasez de agua y la variabilidad de las precipitaciones comienza cuidando el suelo y el agua.

En un video que CRS le envió a OSV News, Pablo Clavel, un agricultor de avanzada edad que ha aplicado las prácticas ASA en El Salvador, dijo que el sistema lo ha ayudado a no usar tanto abono. “Yo me siento feliz y contento a pesar de la edad que tengo. Sin pereza yo ahí ando volando monte porque es una maravilla ver un cultivo de estos”, aseguró sonriendo en medio de un campo de maíz.

Schmidt afirmó que el proyecto ha beneficiado a cien mil familias hasta ahora, gracias al trabajo liderado por CRS y que involucra a los gobiernos locales y aliados del sector privado para que más familias campesinas se sumen y adopten estas prácticas y mejoren su calidad de vida.

“Me dio mucha satisfacción ver que la gente estaba feliz adoptando estas prácticas y la percepción de ellos es que les va mejor con ASA”, expresó Schmidt.

Además del acompañamiento personalizado en diferentes partes del mundo, CRS también dispone de una plataforma digital que consta de 20 cursos y muchos recursos disponibles para que aquellos que cuentan con conexión a internet, puedan acceder a ella y seguir aprendiendo y aplicando en sus cultivos nuevas técnicas e importante información.

“Eso es lo que buscamos, que la gente al final tenga suficiente información, herramientas y prácticas para que puedan aplicar todo esto en su campo según sus propias condiciones”, dijo Schmidt.

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Author: OSV News

OSV News is a national and international wire service reporting on Catholic issues and issues that affect Catholics.

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