Por Junno Arocho Esteves
(OSV News) — Docenas de personas, en su mayoría policías y fuerzas del orden, murieron en un atentado suicida en una mezquita en el noreste de Pakistán.
Según Associated Press, unas 300 personas se encontraban dentro de la mezquita, ubicada en un complejo policial en Peshawar, cuando un militante se inmoló en uno de los ataques más mortíferos contra las fuerzas de seguridad en el país.
A partir del 31 de enero, el número de muertos aumentó a 88 mientras los rescatistas continuaban recuperando cuerpos debajo de los escombros. Más de 150 personas resultaron heridas en el ataque.
Las autoridades están investigando cómo fue que el atacante pudo ingresar al complejo fuertemente custodiado que alberga el cuartel general de la policía y las oficinas de inteligencia y antiterrorismo de la región.
Después de visitar el lugar del ataque, el primer ministro de Pakistán Shehbaz Sharif expresó sus condolencias a las víctimas y sus familias y dijo que “la magnitud de la tragedia humana es inimaginable”.
“Esto es nada menos que un ataque contra Pakistán”, dijo Sharif en un tuit publicado el 30 de enero. “La nación está abrumada por una profunda sensación de dolor. No tengo ninguna duda de que el terrorismo es nuestro principal desafío para la seguridad nacional”.
“Mi mensaje para los perpetradores del despreciable incidente de hoy es que no pueden subestimar la determinación de nuestra gente”, agregó.
Sarbakaf Mohmand, comandante de los talibanes paquistaníes, se atribuyó la responsabilidad del atentado en una publicación a través de Twitter.
Sin embargo, poco después, Mohammad Khurasani, portavoz de los talibanes de Pakistán, negó la participación del grupo y dijo que no es política de la organización atacar mezquitas o lugares de culto. Sin embargo, no abordó la atribución de Mohmand, informó AP.
El ataque provocó la condena de los talibanes en Afganistán. Suhail Shaheen, jefe de la oficina política de los talibanes en Doha, condenó el ataque a la mezquita.
“Los lugares de culto tienen su santidad en nuestra religión y ninguno tiene (el) derecho de violarla”, escribió en su cuenta de Twitter.