Por Diane Clay
OKLAHOMA CITY (OSV News) — Dos días y ocho horas después de que Theresa Hohenberger y Marilyn Freund subieran a un sedán en Atlantic, Iowa, se encontraban entre miles de fieles que esperaban unirse a la Misa de dedicación del Santuario del Beato Stanley Rother en Oklahoma City.
A partir de las 5 a.m. del viernes 17 de febrero, los primeros peregrinos llegaron para reservar un lugar en una fila que fue creciendo a lo largo de la mañana a medida que llegaban personas de todo Oklahoma, Estados Unidos y Guatemala, donde el Beato Stanley Rother sirvió en misión antes de ser martirizado durante una violenta guerra civil en 1981. El corazón del mártir sigue allí consagrado.
Mientras la iglesia del santuario se llenaba de invitados, los que esperaban fuera para sentarse apreciaban el cálido sol a temperaturas de 30 grados. Muchos expresaron su emoción y alegría por estar presentes en un acontecimiento histórico para la Iglesia católica en Estados Unidos.
“Es el primer mártir nacido en Estados Unidos — un beato. Es una hermosa ocasión”, dijo Hohenberger a Sooner Catholic, el periódico de la Arquidiócesis de Oklahoma City.
“Tenemos la bendición de ver esto”, añadió Freund. “¿Cuántas veces se ve a un sacerdote que será santo?”
Cerca de allí se encontraban Brian Stalford y otros feligreses de St. Paul the Apostle Catholic Church de Del City, que contribuyeron a la campaña para construir el santuario, y la familia Hernández, que observaba la construcción del santuario mientras pasaba en coche por la interestatal 35.
“Me perdí su beatificación y estaba muy disgustada, así que esta vez le he dicho a mi jefe que me voy… ¡no le he preguntado! Estoy emocionada. Me hace muy feliz. Ya se me están saltando las lágrimas y se me han olvidado los kleenex”, dijo Olivia Hernández, de Midwest City, a Sooner Catholic.
A las 10:30 a.m. se abrieron las puertas y la fila de gente llenó el santuario, en el que cabían casi todos. Más de 2,000 fieles e invitados llenaron la iglesia y un espacio exterior que retransmitió la Misa en pantallas gigantes.
Antes de comenzar la ceremonia, los representantes responsables de la construcción del santuario entregaron simbólicamente la iglesia del santuario al arzobispo de Oklahoma City, Paul S. Coakley, y al Padre Don Wolf, rector del santuario y párroco de Sacred Heart Catholic Church.
Una vez abiertas las puertas principales, comenzó la procesión, en la que participaron más de 300 personas: 37 obispos, 147 sacerdotes, 93 diáconos y 12 seminaristas.
Los obispos, sacerdotes y diáconos llenaban los transeptos de la iglesia. El Arzobispo Emérito Eusebio Beltrán que lanzó la Causa Rother, y el Arzobispo Christophe Pierre, nuncio apostólico del Papa Francisco en Estados Unidos, estaban sentados en primera fila. Los miembros de la familia Rother, incluida la hermana del beato Stanley, la Hermana Marita Rother, se sentaron en la parte delantera de los bancos principales del santuario junto con los líderes y dignatarios invitados, incluido el alcalde de Oklahoma City, David Holt.
Tras la bendición del altar y el santuario con agua bendita, la presentación del leccionario y las lecturas de la Misa en inglés, español y vietnamita, el Arzobispo Coakley habló en su homilía sobre la verdadera razón del santuario.
“Hoy nos reunimos para dedicar una iglesia. Una iglesia que ha sido construida para dar honor y gloria a Dios. Sí, honramos aquí al Beato Stanley Rother, pero nada de esto tiene que ver en última instancia con el Beato Stanley. No se trata del bello arte y la arquitectura que hablan tan elocuentemente de la bondad, la misericordia y la belleza de Dios”, dijo. “Nos reunimos aquí para honrar al Dios que creó todo esto y al Dios que se glorifica en sus santos. Honramos al Beato Stanley porque estamos dando gloria a Dios”.
El Arzobispo Coakley dijo que el beato Stanley “era un tipo común y corriente, un hombre ordinario de Okarche, Oklahoma, pero Dios elige a los sencillos”.
“Fue un buen pastor”, continuó. “Mucho antes de que el Papa Francisco acuñara la hermosa expresión, el Padre Rother — o como se le conocía en Guatemala Padre Francisco o Padre Apla’s — ya había ‘tomado el olor de sus ovejas’, aprendiendo las lenguas de su pueblo. Este hombre, al que se le había pedido que abandonara el seminario porque no dominaba el latín eclesiástico, dominaba el español y un dialecto maya mayormente desconocido y complejo llamado tz’utujil. Ojalá pudiéramos presentar eso como un milagro”.
El Arzobispo Coakley aprovechó su homilía para dirigirse a las familias y a los jóvenes de Oklahoma y de otros lugares que se sientan llamados a una vida sacerdotal heroica, impactante y radical, inspirándose en la fidelidad del Beato Stanley a su vocación y en el Espíritu Santo.
Recordó a los asistentes que el Beato Stanley necesita un milagro verificado para ser canonizado.
“Es nuestra responsabilidad; es nuestro privilegio trabajar para que el Beato Stanley Rother sea más conocido… para aumentar la devoción hacia él. Y no debería ser difícil. Cuanto más sabemos de su vida, más encontramos en Stanley Rother una figura muy atractiva — y tan cercana — un hombre de verdad”, dijo.
“Espero que le llevemos todas nuestras necesidades, las de nuestras familias, las de nuestros feligreses, y pidamos su intercesión celestial en presencia de Dios, ante el trono de Cristo. Pedid con confianza, pedid con audacia”, dijo el arzobispo. “Si necesitan un favor especial, una curación, un milagro, recuerden que también lo necesita el Beato Stanley”.
Como en todas las dedicaciones de iglesias, el altar y las paredes del santuario fueron ungidos con aceite de crisma sagrado, el altar y la iglesia fueron impregnados de incienso, se colocó la mantelería y se encendieron las velas. Se distribuyó la comunión por todo el santuario y a los congregados en el exterior antes de que el arzobispo Coakley inaugurara el tabernáculo con el nuevo copón.
Al final de la Misa, la mayoría de los feligreses se quedaron para rezar y visitar la capilla donde está enterrado el Beato Stanley. La capilla fue dedicada el 13 de febrero con sacerdotes de la Archidiócesis de Oklahoma City y de la Diócesis de Tulsa.
La Hermana Raphael Marie, de las Discípulas del Señor Jesucristo de la Diócesis de Amarillo, dijo a Sooner Catholic que se sintió “conmovida hasta las lágrimas” al presenciar la dedicación del santuario y escuchar “la historia del Beato Stanley Rother y su amor por la gente”.
“Es un santo del pueblo, un santo para los tiempos modernos”, dijo. “Es tan importante llevar a la gente a una relación personal con Jesús y a través de los dones del Espíritu Santo y eso es lo que hizo el Beato Stanley Rother: llevó a la gente el amor de Jesús”.
La iglesia del santuario ofrece misa diaria en inglés y español, y los primeros peregrinos al santuario llegaron el 18 de febrero a las 9 a.m. desde Nebraska. El 19 de febrero, el arzobispo de Santiago de Guatemala, Mons. Gonzalo Villa, celebró una Misa especial para los guatemaltecos de Oklahoma City y para los que viajaron desde Santiago Atitlán, donde el Beato Stanley fue párroco de la Iglesia Católica Santiago Apóstol.
“Los peregrinos viajarán desde cerca y desde lejos para visitar este lugar sagrado para rezar y consagrar de nuevo sus vidas a Dios”, dijo Leif Arvidson, director ejecutivo del santuario. “Rezamos para que, a través del tiempo que pasen aquí aprendiendo y rezando, lleguen a conocer y amar aún más a Cristo”.
NOTAS: El Santuario Beato Stanley Rother está abierto al público todos los días. Para más información sobre horarios y misas, visite rothershrine.org.