Obispo Patrick M. Neary: Defendamos la dignitad de la vida

Osbipo Patrick Neary C.S.C.

La mayoría de mis columnas tienden a resaltar los eventos, celebraciones y obras positivas de la Diócesis de St. Cloud. Esta, sin embargo, se centra en un tema que debería preocuparnos a todos: el creciente impulso para la legalización del suicidio asistido por un médico en Minnesota.

Claramente, nuestra preocupación debe ser acompañar a los enfermos terminales con nuestro cuidado, preocupación y compasión. Con demasiada frecuencia se ven a sí mismos nada más que como una carga financiera y emocional para sus familias y seres queridos. Es comprensible que teman quedar incapacitados física y mentalmente, así como el dolor asociado con una enfermedad terminal.

Una idea errónea que podemos tener los católicos es que debemos preservar la vida a toda costa. Eso simplemente no es cierto. Todos tenemos derecho a recibir atención sanitaria y a rechazar intervenciones costosas que se consideren desproporcionadas y extraordinarias.

Afortunadamente, organizaciones como Hospice,  ofrecen cuidados paliativos excelentes e integrales a personas que padecen enfermedades terminales. Todavía no he oído hablar de nadie que no se haya maravillado de lo bien que Hospice acompaña a sus seres queridos que padecen una enfermedad terminal.

Siento que mucho de lo que impulsa el suicidio asistido por un médico es el miedo a la muerte.

La sociedad estadounidense es considerada una cultura que niega la muerte. Lo que también está en juego es la creencia de que todo se reduce a un valor estadounidense estándar: la libertad. Es la idea de que solo tú, sabes que es lo mejor para ti. Es tu cuerpo y tu elección, y solo tú, deberías poder elegir la forma en que morirás.

Este razonamiento no toma en consideración la perspectiva, basada en la fe, de que el momento de la muerte es santo y sagrado. Es nuestro cruce de este mundo al otro, y toda nuestra vida debe ser una preparación para el momento en que dejemos este cuerpo y nos encontremos con el Señor. Muy a menudo los enfermos terminales, si se les ofrece acompañamiento y apoyo espiritual, ya no temen a la muerte, sino que la abrazan con gozosa expectativa.

En su famoso Cántico de las Criaturas, San Francisco de Asís escribió: “Alabado seas, Señor mío, por nuestra hermana Muerte Corporal, de la cual ningún viviente puede escapar”. Esa línea refleja la importancia y el carácter natural de la muerte en la vida de toda la creación.

Llega un momento en la vida en el que cada uno de nosotros debemos rendirnos espiritualmente al momento de nuestra propia muerte natural, ya que es Dios, no nosotros, las criaturas humanas, quien determina cuándo terminará nuestra vida en la tierra.

En términos de justicia, legalizar el suicidio asistido afectaría desproporcionadamente a los habitantes de Minnesota que enfrentan graves disparidades en la atención médica: personas con discapacidades, personas de color, indígenas de Minnesota, ancianos y pobres. También es peligroso para nuestro sistema de salud, ya que los médicos se comprometen a respetar la vida humana y a defenderla siempre, y nunca dañar a las personas bajo su cuidado. También se corre el riesgo de que nuestro sistema de salud pase de ser uno que se preocupa por la salud de los demás a uno que apoye el fin de la vida.

También ocurre que los países que han legalizado el suicidio asistido, como Canadá, han caído en una pendiente resbaladiza. Ahora es legal que las personas opten por poner fin a su vida por enfermedades crónicas graves que no ponen en peligro la vida, y se están tomando medidas para ampliar la ley para incluir las enfermedades mentales.

Se puede encontrar un rayo de esperanza en la Alianza de Minnesota para una Atención Médica Ética, encabezada por la Conferencia Católica de Minnesota, que es una coalición de 75 organizaciones que incluyen proveedores de atención médica, defensores de las personas con discapacidad, expertos en salud mental, comunidades religiosas y organizaciones de veteranos. MN Alliance for Ethical Healthcare se compromete a garantizar una atención médica real durante todo el recorrido de la vida sin acelerar la muerte.

Unámonos a todas las personas de buena voluntad para brindar un enfoque más humano y digno a las cuestiones del final de la vida. Les recomiendo encarecidamente que visiten eticcaremn.org para familiarizarse con el maravilloso trabajo de MN Alliance for Ethical Healthcare. Involucremos a los fieles de nuestras ACC para que se reúnan y eduquen sobre el tema en cuestión y luego involucremos de manera proactiva a los legisladores que representan a nuestros distritos dentro de la Diócesis.

Que Dios bendiga y guíe nuestros esfuerzos por defender una vida digna desde la concepción hasta la muerte natural.

Suyo en Cristo, Obispo Patricio

Foto destacada cortesía de OSV News.

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Author: Bishop Patrick Neary, C.S.C.

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