Aniversario papal halla reforma de la Curia completa y reforma financiera en proceso

Por Cindy Wooden | Catholic News Service

CIUDAD DEL VATICANO (CNS) — Desde el inicio de su pontificado hace 10 años, el Papa Francisco se propuso reformar la estructura y las actitudes de la Curia Romana. También era consciente de la necesidad de reformar el sistema financiero y la administración de los recursos del Vaticano.

Un mes después de su elección, anunció la formación de un Consejo de Cardenales internacional para asesorarlo en el gobierno de la iglesia y, en septiembre de 2013, dicho consejo comenzó a estudiar formas de reorganizar la Curia.

Pasaron nueve años antes de que el Santo Padre promulgara “Praedicate Evangelium” (“Predicar el Evangelio”), la constitución apostólica que concluye con la reorganización de la Curia, destacando su papel como organismo existente para ayudar al papa y a los obispos locales a compartir el Evangelio y cuidar de los pobres.

El énfasis en el servicio y la evangelización fue el aspecto que el Papa Francisco mencionó repetidamente a los funcionarios de la Curia, sobre todo en sus saludos anuales de Navidad, los que a menudo eran vistos más como un regaño que como un mensaje alegre.

El más famoso de esos discursos se produjo en 2014 cuando enumeró las “enfermedades” a las que son susceptibles los funcionarios de la Curia, entre ellas: el pensar que son “indispensables”; “el ‘martalismo’ (que viene de Marta) de la excesiva laboriosidad”; la “petrificación mental y espiritual” o el tener “un corazón de piedra”; el “Alzheimer espiritual”, que implica el olvido de la propia salvación y de la llamada vocacional; el ser chismoso; e idolatrar o cortejar a los superiores con la esperanza de ascender.

Sin embargo, nueve años es mucho tiempo para lograr lo que se suponía que era una prioridad.

El Papa Francisco se reúne con los jefes de los departamentos de la Curia Romana en el Vaticano el 18 de mayo de 2015, siete años antes de finalizar su reorganización de la Curia, haciendo hincapié en su papel de servir al Papa y a los obispos del mundo en su misión de evangelización. (CNS photo/Vatican Media)

El Cardenal canadiense Michael Czerny dijo que esto muestra algo sobre la forma de ser del papa, que es “que antes de tener, digamos, un estilo gerencial o un modelo de administración empresarial, es un hombre de fe y esperanza y, de hecho, de caridad”.

“En otras palabras, tener la fe para dedicar nueve años a elaborar una reforma antes de promulgarla para todos, creo que es magnífico”, expresó. “Es impresionante tener ese tipo de fe, no estar ansioso, apresurado, presionado, y persuadido, y todo tipo de otras cosas que muchos de nosotros estamos muy tentados a hacer y, de hecho, hacemos” solo para descubrir que no tiene apoyo.

Las reformas económicas y financieras avanzan aún más lentamente, y su urgencia se hace evidente en el mega juicio a 10 personas, incluyendo el Cardenal Angelo Becciu, que se lleva a cabo en el Vaticano por cargos de malversación financiera relacionada con la transferencia de una propiedad en la que el Vaticano perdió unos 200 millones de dólares.

El Papa Francisco ha mejorado los esfuerzos iniciados por el Papa Benedicto XVI para monitorear las transacciones, estandarizar los procedimientos presupuestarios, y garantizar que el banco del Vaticano y otras oficinas financieras no sean utilizados para actividades ilegales.

En 2014, el Sumo Pontífice estableció el Consejo de Economía, un organismo de ocho cardenales y obispos y siete expertos laicos “para considerar políticas y prácticas y preparar y analizar informes sobre las actividades económico-administrativas de la Santa Sede”.

También creó la Secretaría de Economía, que depende del consejo, y tendría “autoridad sobre todas las actividades económicas y administrativas dentro de la Santa Sede y el Estado de la Ciudad del Vaticano”, incluyendo la elaboración de presupuestos, la planificación financiera, contrataciones, adquisiciones, y la preparación de estados financieros detallados.

El primer responsable de la secretaría fue el cardenal George Pell, quien se propuso consolidar el uso de prácticas presupuestarias modernas, comenzando por darle al papa un panorama preciso de los activos y gastos de todas las oficinas del Vaticano, incluyendo la Secretaría de Estado.

Pero esto originó algunas tensiones con oficinas que estaban acostumbradas a llevar sus propias cuentas. En diciembre de 2014, el Cardenal Pell manifestó en una entrevista que los nuevos procedimientos de elaboración de informes y presupuestos habían permitido que su oficina descubriera que “algunos cientos de millones de euros estaban escondidos en cuentas seccionales particulares y no aparecían en el balance”.

La Oficina de Prensa del Vaticano intervino un día después para aclarar que el dinero no representaba “fondos ilegales, ilícitos, o mal administrados”, solo activos retenidos en numerosas oficinas administrativas que no se consideraban parte de las principales instituciones de la Curia Romana.

En 2020, el Papa Francisco nombró al Padre Jesuita Juan Antonio Guerrero Alves para dirigir la secretaría; cuando éste renunció en noviembre pasado, después de casi tres años en el cargo, dijo que se habían logrado avances en mejorar la transparencia y la credibilidad de las actividades financieras y contables del Vaticano.

Sin embargo, señaló, que la reforma continúa, particularmente en la centralización de las inversiones en lugar de tener múltiples oficinas manejando sus propias inversiones; aclarando y simplificando las reglas de compra y adjudicación de contratos; y completando la instalación de la nueva Dirección de Recursos Humanos.

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Author: Catholic News Service

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