Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
A muy pocos de nosotros nos gusta esperar. Esperar en la fila. Esperar en el tráfico. Esperar a alguien que llega tarde a una cita. Esto pone a prueba nuestra paciencia y nos toma un tiempo de nuestro día que sentimos que no podemos desperdiciar.
Ahora estamos entrando en una temporada que se trata de esperar. El Adviento es un tiempo para esperar y prepararse para la venida de Cristo, que viene como un bebé en el pesebre de Navidad y que viene al final de los tiempos. Es una temporada que nos sentimos tentados a pasar por alto mientras hacemos planes para las fiestas, decoramos nuestras casas y compramos regalos de Navidad. Pero no adentrarnos en esta temporada de espera sería un grave error. Esta vez es un regalo oportuno, uno que nos ayuda a enfocarnos menos en nosotros mismos y a enfocarnos más clara e intencionalmente en Aquel que viene, Aquel a quien estamos esperando: Jesucristo, nuestra esperanza y salvación. El Adviento nos recuerda que debemos “estar preparados en todo momento” (Lucas 21:36). Estar listos. Estar prevenidos para su llegada.
¿Cómo podemos hacer esto?
Primero, tenemos que resistir a la estresante agitación de nuestra cultura consumista. En cambio, hagamos un esfuerzo intencional para reducir la aceleración en estas semanas antes de Navidad y dedicar más tiempo a la oración, al principio o al final de nuestro día. Los animo a que pongan una corona de Adviento y reflexionen más profundamente las lecturas de las Sagradas Escrituras para cada domingo de Adviento. ¿Cómo te está llamando Cristo a prepararte para su venida?
En segundo lugar, acerquémonos al sacramento de la Penitencia. Examinar nuestra conciencia y pedir el perdón de Dios puede ayudarnos a enmendar nuestras relaciones con Dios y con nuestros seres queridos.
Por último, además de tomarse el tiempo para enfocarse en su interioridad, también tómese el tiempo para enfocarse en las necesidades de quienes le rodean en su parroquia y comunidad. Los actos de servicio y compasión nos ayudan a prepararnos para encontrarnos con Cristo en el pesebre y en el rostro de todos los que encontramos.
El Adviento se trata de esperar, pero se trata de esperar con esperanza, preparación y anticipación el gozo total que solo Cristo nos puede dar. Que Dios los bendiga a usted y a sus seres queridos durante estos tiempos santos de Adviento y Navidad. Sinceramente suyo en Cristo,
+Obispo Donald J. Kettler
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