La politización de política migratoria causa un estancamiento en proceso legislativo migratorio

El obispo Nicholas DiMarzio, obispo retirado de la Diócesis de Brooklyn, Nueva York, aparece en una fotografía sin fecha. Escribe la columna “Caminando con los migrantes” para The Tablet y OSV News. (Foto de OSV News/cortesía de DeSales Media Group)

Por el obispo Nicholas DiMarzio

La politización de la política migratoria según opiniones partidistas ha llevado a un completo colapso en el proceso legislativo. El esfuerzo bipartidista de los últimos meses parece haber terminado, al menos hasta la fecha de esta publicación. En cierto sentido, es mejor que algunos de los aspectos negativos del proyecto de ley del Senado nunca hayan visto la luz del día. A pesar de que es lamentable que algunas de las soluciones positivas sugeridas en el proyecto de ley del Senado, como el alivio para los afganos y el incremento de las vías legales para las familias, no se conviertan en ley, estaba claro, sin embargo, que los aspectos negativos del acuerdo fronterizo superaban con creces a los positivos.

Hay dos objetivos principales de política necesarios en este momento. Necesitamos no solo un mejor manejo fronterizo, sino también la compasión distintiva de políticas de inmigración pasadas, como la reunificación familiar y la atención a nuestras necesidades laborales y a los trabajadores inmigrantes.

La crisis fronteriza, como algunos la llamarían, tiene su origen en la corrupción, la pobreza, y la violencia en los países de origen. La frontera está siendo colapsada por un flujo de solicitantes de asilo y recursos inadecuados para manejar el volumen de solicitudes. El traslado en autobús de estos nuevos migrantes a ciudades del norte ha complicado la situación política. Los migrantes se han convertido en peones en un proceso de represalia política.

Una mujer migrante que busca llegar a la frontera de Estados Unidos reacciona afuera del refugio para migrantes “Decanal Guadalupano” antes de continuar su viaje a través de México, en Tierra Blanca, el 24 de enero de 2024. (Foto de OSV News/Yahir Ceballos, Reuters)

El diseño de políticas sociales y la elaboración de leyes en nuestra democracia deberían seguir un proceso democrático en el que la consulta de nuestros legisladores a los grupos e individuos que tienen un profundo conocimiento en materia migratoria y la consulta a los ciudadanos comunes esté equilibrada.

Nuestros legisladores no pueden estar aislados, ni pueden legislar basándose en encuestas de opinión. La política migratoria es una de las áreas en las que todos tienen una opinión, pero no siempre una opinión informada. En la actual situación caótica, aquellos que la han convertido en una crisis parecen tener la ventaja, pero aquellos que proponen soluciones razonables a problemas complejos son ignorados.

El reciente juicio político al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, ha tenido éxito en la Cámara de Representantes, pero este “impeachment” probablemente fracasará en el Senado. Este tipo de maniobras políticas no ayudan a un gobierno colaborativo.

Mayorkas solo estaba siguiendo la ley y no utilizó ninguna discreción que no le correspondiera. Desafortunadamente, la falta de recursos ha hecho imposible monitorear y defender la frontera. Pocos se dan cuenta de que el procesamiento de beneficios migratorios como asilo y naturalización debe autofinanciarse. Cada solicitud presentada por un migrante para residencia permanente, incluso la ciudadanía y todos los demás aspectos relacionados, son pagados por los beneficiarios con altas tarifas. El Congreso asigna dinero solo para la aplicación de la ley de inmigración, lo que obviamente ahora se ha demostrado que es insuficiente.

Nunca en nuestra historia reciente la migración se ha convertido en un tema tan importante en una elección presidencial. Desafortunadamente, este asunto tan complicado está siendo manipulado porque los hechos básicos son desconocidos para el electorado.

Migrantes caminan en una caravana en Huixtla, México, el 26 de enero de 2024, hacia la frontera con Estados Unidos. Los senadores estadounidenses dieron a conocer el 4 de febrero un acuerdo sobre vigilancia fronteriza junto con asistencia de seguridad para Ucrania, Israel y los países del Indo-Pacífico. (Foto de OSV News/José Torres, Reuters)

Los gritos de caos y crisis han sido respaldados por los medios de comunicación, que se han centrado en un pequeño porcentaje de actos criminales cometidos por migrantes que acaban de ingresar. Las noticias son noticias, pero es más importante contar la historia detrás de las noticias. A pesar de la cobertura de ciertos delitos cometidos por migrantes, la verdad es que el porcentaje de actos criminales realizados por inmigrantes es mucho menor que el de los ciudadanos nacidos en el país.

Nuestro sistema político está siendo presionado, tratando de encontrar una solución justa a un sistema de inmigración quebrado, un sistema que no satisface las necesidades de nuestra nación ni las de los migrantes que desean venir.

Con suerte, antes de las elecciones de noviembre, los verdaderos problemas de la política migratoria podrán ser comprendidos mejor por un electorado educado. Los católicos pueden educarse sobre el tema visitando los sitios web de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (justiceforimmigrants.org) y el Centro de Estudios de Migración de Nueva York (cmsny.org).

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El obispo Nicholas DiMarzio es obispo jubilado de la Diócesis de Brooklyn, Nueva York. Escribe la columna “Walking with migrants” (“Caminando con los Migrantes”) para The Tablet y OSV News.

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Author: OSV News

OSV News is a national and international wire service reporting on Catholic issues and issues that affect Catholics.

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