Por David Agren | OSV News
CIUDAD DE MÉXICO (OSV News) — Un incendio en un centro de detención de inmigrantes en México cobró la vida de al menos 40 inmigrantes, que parecían haber sido abandonados por los guardias mientras las llamas envolvían sus celdas cerradas, según un vídeo filtrado de las instalaciones cerca de la frontera con EE.UU. en Ciudad Juárez.
La tragedia provocó el dolor y la indignación de los líderes católicos y laicos que trabajan en asuntos de migración en Estados Unidos, México y toda Centroamérica, junto con llamamientos a un replanteamiento de la política de inmigración que criminaliza a los migrantes que atraviesan México en dirección a Estados Unidos.
“El dolor y el sufrimiento por abandonar el hogar ya es demasiado, y no podemos permitir que su tránsito por México se convierta en un calvario para quienes dejan su familia y país, en búsqueda de una vida mejor”, dice una declaración del 28 de marzo de la conferencia episcopal mexicana.
“Como Iglesia, nos mantendremos siempre al lado de quienes más sufren, de los excluidos, de los pobres y de las personas más necesitadas”.
El incendio se declaró poco antes de las 10 p.m. del 27 de marzo en una sección del centro donde estaban 68 inmigrantes varones, según el Instituto Nacional de Migración de México. Las víctimas procedían de toda América Latina, incluidos 28 guatemaltecos, 12 venezolanos, 12 salvadoreños, un colombiano y un ecuatoriano.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dijo el 28 de marzo que los migrantes habían encendido un colchón para protestar por sus deportaciones pendientes.
“Pusieron colchones en la puerta del albergue, y les prendieron fuego”, dijo el presidente. “No se imaginaron que esto iba a provocar este terrible accidente”.
Los comentarios del presidente suscitaron el reproche de los católicos, que señalaron que los migrantes habían sido detenidos y estaban siendo culpados de sus propias muertes.
“No compartimos la idea de que el presidente de la República llame ‘albergues’ a los centros de detención migratoria. Pedimos que se abstenga de utilizar un lenguaje que distorsione la realidad”, señaló la Pastoral de Movilidad Humana del Episcopado Mexicano en un comunicado del 28 de marzo.
“Basta de eufemismos, no debemos aceptar ni tolerar que le den palabras o expresiones suaves o decorosas a lo que verdaderamente constituye un centro de detención, que no reúne condiciones dignas ni seguras”, dijo la Pastoral de Movilidad Humana de los obispos guatemaltecos en un comunicado del 27 de marzo.
“Las estancias provisionales y estaciones migratorias no son albergues sino centros de detención donde se vulneran derechos humanos de las personas en movilidad forzada”.
El grupo católico de ayuda a los migrantes Hope Border Institute de El Paso, al otro lado de la frontera con Ciudad Juárez, declaró el 27 de marzo: “Quienes culpan a las víctimas del incendio ocultan el hecho de que estas muertes son una acusación contra las políticas y estructuras aplicadas en general por ambos gobiernos”.
Un vídeo filtrado — autenticado por el ministro del Interior, Adán Augusto López — mostraba a guardias que parecían alejarse mientras el fuego crecía en ferocidad. Un migrante desesperado pateó la puerta en vano.
Las declaraciones oficiales suscitaron preguntas como la de cómo habrían encendido el fuego los migrantes, ya que se les retiran todos los objetos al ser detenidos, según una fuente familiarizada con el centro. “Allí no hay colchones”, dijo la fuente, que trabaja con migrantes y pidió el anonimato para hablar con franqueza.
La tragedia puso de relieve las dificultades a las que se enfrentan los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos a través de México.
También se produjo tras las medidas del gobierno estadounidense de devolver a México a los posibles solicitantes de asilo que llegan a la frontera suroeste, donde deben pedir cita mediante una solicitud, un proceso que algunos defensores de los migrantes califican de frustrante y lento.
“La tragedia de Ciudad Juárez no es un accidente”, tuiteó Brenda Estefan, ex agregada de seguridad de la Embajada de México en Washington, quien observó que la responsabilidad de la aplicación de las leyes migratorias se está transfiriendo a México sin que aumente la capacidad para satisfacer las necesidades de los migrantes.
Añadió que “México tiene debilidades institucionales crónicas en materia migratoria agravadas en este gobierno por la escasez de recursos” destinados para las agencias mexicanas de inmigración y refugiados, mientras cada vez llegan más migrantes a las ciudades fronterizas.
Aunque el incendio fue la tragedia más mortífera de migrantes en años, se produce después de otras muertes de migrantes. A principios de este mes, dos migrantes murieron asfixiados a bordo de un tren de mercancías en Texas y alrededor de 15 resultaron heridos. En febrero de 2023, 17 migrantes procedentes de Venezuela, Colombia y Centroamérica murieron aplastados por un autobús en el estado mexicano de Puebla.