Por Rhina Guidos | Catholic News Service
WASHINGTON (CNS) — Una organización nicaragüense de derechos humanos publicó un video el 4 de agosto que muestra agentes antimotines frente a las oficinas diocesanas de uno de los obispos del país, impidiéndole salir a celebrar misa en la catedral local.
Debido a que el incidente ocurrió un jueves y probablemente los católicos esperaban que Monseñor Rolando Álvarez de Matagalpa se presentara para la exposición y adoración del Santísimo Sacramento, el obispo explicó su ausencia en el video.
“Quiero decirles que he querido ir a la catedral a hacer la hora santa, la santa misa, pero obviamente las autoridades superiores no han dado permiso”, dijo el obispo Álvarez en el video que muestra a la policía bloqueando la puerta.
Un segundo video muestra al obispo con una custodia y elevando la Eucaristía en una sección acordonada de la calle con un policía impidiéndole el paso y el policía diciéndole algo a voz baja.
“Los que no cooperaron son la policía”, le responde el obispo, explicando que estaba tratando de hacer lo que es habitual para él los jueves, observar la hora santa y rezar, ser pastor.
Mons. Álvarez estaba a cargo de una red de estaciones de radio católicas que el gobierno de Nicaragua cerró recientemente que criticaba la administración del presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo.
Sin nombrar al obispo, Murillo, en un programa de televisión estatal, lo llamó “bufón” y “manipulador” de símbolos religiosos.
“Hay imágenes que parecen salidas de lo absurdo, imágenes que incluso reflejan una manipulación de símbolos que deben de ser sagrados para todos”, dijo Murillo.
En el video, el obispo dijo que la policía no le permitió a él, igual que a seis sacerdotes y seis laicos católicos, salir de las oficinas diocesanas y dijo que estaban “encerrados”.
“Aquí vamos a permanecer sin irrespetar a la policía”, dijo el obispo. Mirando a los oficiales en su puerta, les dijo: “Nunca la hemos irrespetado (a la policía) …a estos hermanos que tienen sus familias y que son nuestros amigos”.
Luego les dio la bendición a los policías.
Pero el obispo luego pareció molesto cuando la policía no le permitió rezar, ni siquiera en la calle, cuando la gente comenzó a reunirse cerca del edificio sitiado.
“No dejaron entrar a los sacerdotes, al coro, no dejaron entrar a los seminaristas, no dejaron entrar a los que iban a transmitir (la adoración eucarística)”, les dijo. “Y ahora me dice la policía que yo coopere. Dice la policía que somos nosotros los que metemos zozobra”.
Dijo que la policía era la responsable por el desorden causado, por no permitir que la gente participara en la vida de la iglesia.
“¿Quiénes son los que meten zozobra? ¿Quiénes son los que aquí introducen el desorden?” preguntó el obispo.
“Me estaba preparando para mi momento de adoración eucarística, mi momento de oración ante Jesús Sacramentado en este día de la santificación y de la protección para los pastores”, dijo refiriéndose a la fiesta de ese día de San Juan Vianney, patrono de los párrocos. “¡Y miren la policía como me tienen la curia! Entonces la gente, obviamente, se viene aquí a orar. Yo no les he llamado. El pueblo fiel de Dios normalmente viene a orar porque creemos en el poder de la oración. Creemos en el poder de Jesús Sacramentado. ¡Creemos que Cristo está vivo!”